martes, 20 de junio de 2017

Balaïtous por las Néous

10 y 11 de Junio de 2017
Ya se puede clasificar como clásica para los primeros días de junio. Y es que Ignacio ha ascendido al Balaïtous por las Néous nada menos que 14 veces y solamente en una ocasión fracasó porque no se veía ni torta. Como Ignacio dice: "La maldición continúa"
Bajando el glaciar de las Néous
Unas veces desde el refugio libre de Ledormeur y otras, como en este caso, desde el refugio de Larribet. Desde aquí es un poco más largo, pero la estancia en un refugio guardado siempre es más cómoda. El viaje en coche es largo, así que un buen almuerzo en Sabiñánigo no hay que perdonarlo porque ya no comeremos nada hasta llegar al refugio. Hacemos una pequeña parada en el Col d´Ausbisque que se encuentra muy animado por ciclistas y moteros que están aprovechando este magnífico día. Cuesta encontrar aparcamiento en lo más alto del Plan d´Aste. Gracias que ya es mediodía y hay excursionistas que, acabada la actividad, dejan libre algún hueco...
A la sombra nos hacemos la mochila y dudamos de las cuerdas que debemos llevar. Optamos por 2 de 60 mts que, aunque pesadas y más costosas de transportar, nos ayudarán en los pasos clave de la canal  y nos facilitarán la progresión y posterior rápel.
A las 14:30 h. nos ponemos en marcha por el bonito camino que cruza el río junto a la caseta del parque, para llegar en tan solo 20´ al lac de Suyen ya fuera de bosque y entrando en terreno de Parque Nacional. No sé por qué motivo se recordó los últimos días de los militares-marineros Cosme Damán Churruca y Blas de Lezo.  Continuamos la marcha hasta el cruce de Doumblas donde, aparte de una cabaña, existe un peculiar cobijo de pastores. Si continuaramos remontando el valle, llegaríamos a Respomuso por el Port de la Peire de Saint Martín, pero nosotros giramos a la derecha para colgarnos en el  pequeño valle de Larribet. Las empinadas cuestas acompañadas del intenso calor, nos hace sudar la gota gorda y el quinteto (todos nuestros años suman 277) se empieza a disgregar. Reagrupamos para recorrer el vallecillo y encarar por fin, las últimas rampas hasta el Refugio de Larribet a 2.072 mts (2:30 desde el parking), donde como dice su web: "Familias intrépidas, bucólicas excursiones, escaladores experimentados y montañeros motivados, encontrarán su sitio"

El valle de Arrens y el Lac du Suyen.
Cruce de Doumblas.
Últimas rampas al refugio de Larribet.
El collado de Pabat en el centro y el Balaïtous a la derecha, vistos desde la terraza del refugio.
A la mañana siguiente nos levantamos a las 5:30 para salir una hora después. Cruzamos el barranco en busca de una gran piedra blanca, donde curiosamente los sarrios hembras con sus crías acudieron al atardecer y el amanecer. Seguimos los mojones, a ratos por inexistente sendero, para coger una inclinada canal con la que superamos una primera muralla rocosa. Hasta aquí nos ha acompañado Antonio Gallardo, al que su maltrecha espalda de 69 años le aconseja no continuar. Seguimos la marcha ahora ya por nieve para alcanzar, siempre de la manera más cómoda, el collado de Pabat 2.648 mts (2h desde el refugio). Hacemos una parada de media hora para comer, poner arnés, echarnos crema y liberar algo de peso dejando los bastones. Descendemos en diagonal en busca de las Néous. Una vez en el glaciar, vamos subiendo muy lentamente siguiendo las huellas de un grupo de franceses, que subían del refugio de Ledormeur, hasta que la nieve da paso a la roca. La canal es la de en medio y afortunadamente la rimaya se encuentra cerrada, lo que nos facilita las cosas para introducirnos en la canal (1h 15´desde el collado). Recogemos crampones y piolet. Pepe va delante para asegurar al resto los primeros pasos, que son algo delicados contando con un paso de IV, por el que además discurre el agua de manera abundante. Afortunadamente, hay instalada una cuerda fija con gazas, porque si no, no sé si hubiera sido capaz de superarlo... Después la cosa se suaviza y entre bloques, virando algo a nuestra derecha con pasos de I y -II, ganamos la antecima del Balaïtous desde donde ya vemos el característico trípode metálico. Ya sólo queda seguir el corto cordal para alcanzar el punto más alto con sus 3.144 mts (4h 30´ desde el refugio). Las vistas dominan el Pirineo Central y me llamó poderosamente la atención su verticalidad a los lagos de Batcrabèr bajo el Palas, en el lado francés.
Cruzando el barranco al poco de salir del refugio.
Canal que nos alzará hasta la muralla rocosa.
Ponemos crampones para progresar más cómodamente (y aligerar el peso de la mochila!)
Llegando al col du Pabat (2.648 mts)
Pepe disfrutando de las vistas y de las luces de la mañana.
Entramos en el glaciar
En busca de la canal... Es la de en medio.  En la foto, tiene dos manchas de nieve en la parte alta.
Santiago superando uno de los pasos de escalada.
Recogemos las cuerdas y seguimos la progresión. ¡Vaya vistas!
Llegando a la antecima. Ya se divisa el trípode metálico.
Últimos metros para Ignacio y Santiago.
Cuando uno se siente pequeño y a la vez grande...
Foto de cumbre.  Estoy con Ignacio, Santiago y Pepe.
Media horita estuvimos en la cumbre. Se estaba de fábula con todo ese grandioso panorama. Toda la cumbre para nosotros solos. La vuelta consiste en recorrer de nuevo todo el trayecto anterior. Los destrepes son seguros y cuando llegamos a la zona del estrechamiento de la canal, nos aprovechamos de las dos cuerdas de 60 mts que con sudor hemos porteado y rapelamos hasta el comienzo de la rimaya.  Una vez en la nieve, avanzamos con rapidez, bajando por el glaciar para subir después unos cuantos metros hasta el collado de Pabat. Recuperamos los bastones que habíamos dejado por la mañana y continuamos, ya algo cansados, hasta el refugio (2h 45´ desde la cumbre). Hacemos una parada en el refugio para rehacer la mochila, comer algo y acabar con todo el vino, pues no era cuestión de bajar más peso de lo debido. Al final, la cosa se alargó más de una hora, y es que la sombra de esa terraza invitaba a quedarse. No os vayáis sin probar el pan con frambuesas que hacen Laëtitia y Stéphane. ¡Una delicia! En el parking nos estaba esperando ya con cierta impaciencia Antonio para poner rumbo a casa.
Destrepando para acercarnos a la canal.
Rapel en el estrechamiento.
Un bloque de nieve todavía tapaba la rimaya.
Volviendo al collado de Pabat
Bajando al refugio ya pasado el collado.
Canal que baja de la muralla rocosa.
Vista desde el refugio.
Con los simpáticos y amables guardas del refugio de Larribet. Falta Antonio que ya se había bajado.
"Blancanieves no vino, aunque se quedó hacíendo lo que más le gustaba".

miércoles, 31 de mayo de 2017

Castillo d´Acher

28 de mayo de 2017
Hacía muchísimo tiempo que no visitaba esta cumbre tan característica de la Selva de Oza y de los Pirineos Occidentales.
Castillo d´Acher
Dejada atrás la temporada de esquí de travesía, le toca el turno a la montaña andada, una manera bien diferente de disfrutarla. Aparcamos frente a la "Terraza - Bar Costeros", que se encuentra junto al río y a la sombra de una magnífica Haya de tamaño descomunal. Una buena hora de salida sería las 9 de la mañana, pero salimos andando a las 10, un poquito tarde pues volvímos a las 5:30 de la tarde, subiendo siempre a un ritmo tranquilo, con un par de paradas y con comida en la cumbre. Ahora está perfectamente  indicado el arranque del itinerario. Hay que seguir las marcas de GR 11.1 para desviarnos a los 10 minutos hacía el SE por un sendero bien marcado, que entre el cerrado bosque de abetos y hayas, va subiendo de manera firme. Cruzados un par de ramales del barranco Espata, uno de ellos con bastante caudal, salimos por sucesivas y fuertes revueltas del bosque para entrar en los altos y verdes pastos de la selva de Oza. Aquí ya empezamos a ver a nuestra izquierda los farallones del Castillo d´Acher, a nuestra derecha la barrera rocosa de punta Agüerri y si volvemos la vista sobre nuestras espaldas, en primer término Lenito y Peña Forca y más alejados Chipeta, Chinebral, Mallo Acherito, Petrechema y Mesa d´os tres Reis, todos bien ordenadicos y sin quitarse el protagonismo los unos a los otros. Nos cruzamos con gente que viene de vuelta, todos bien abrigadicos... Continuamos hacia el Este en busca de los cortados rocosos orientados al Sur, a modo de murallas fortificadas, parece que quieren complicarnos el asalto al castillo. Siguiendo los hitos y la marcada senda, entraremos por una fácil canal por la que llegaremos a lo alto, donde se abre ante nosotros un gran sinclinal colgado para gran sorpresa de los que nunca hayan ascendido a esta cumbre. Sin perder altura seguiremos hacia la derecha en busca de la cumbre S. pero que no ascendemos, para girar ahora hacia el Norte y completar un último repecho y coronar la cota más alta del Castillo d´Acher (2390 mts).
Primeros pasos por el bosque.
La senda bien trazada
y con un ambiente de cuento de hadas.

Salimos del bosque. Los Alanos y Peña Forca de fondo.
Los farallones de Castillo d´Acher.
El camino no tiene pérdida.
Subiendo en busca de la canal.
Fácil canal que nos dejará en el sinclinal
Inma pensando: ¿Ya hemos llegado? No!!!
Aún nos queda recorrer esta maravilla que no esperabas.
Último repecho a la cumbre del Castillo d´Acher.
Inma, Ignacio, Belén y yo. El Bisaurín a nuestras espaldas.
Nos hacemos rápidamente una autofoto y nos cobijamos del fuerte viento para comer algo. Sopla el bochorno con fuerza, pero en la vertiente NO de la cumbre no se nota nada y las vistas al Norte son espectaculares. A lo tonto nos hemos clavado una hora en la cumbre comiendo y bebiendo la botella de vino  que ha subido Ignacio. Debió de pensar que iba a hacer calor y no podía permitir que nos deshidratáramos... 😁. La bajada la realizamos por el mismo sitio por el que hemos subido y en 2h 30´, contando una parada, llegamos al coche.
Bajando con el Bisaurín al fondo.
Dejamos atrás la cota más alta.
Por el borde del valle colgado en busca de la canal de bajada.
Comienzo de la canal.
Contraste entre la piedra y el pasto.

Ignacio, todo un señor con su camisa.
Ni en la casa de la pradera...
Serpenteante senda que nos devuelve al bosque.

Pensando ya en cual será la siguiente.