Mostrando entradas con la etiqueta Senderismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Senderismo. Mostrar todas las entradas

jueves, 18 de mayo de 2017

Pico Fragineto

14 de mayo de 2017
Con el corazón dividido entre comenzar la temporada de trekking o apurar las últimas nieves, me decanto por lo primero aceptando el plan que me ofrece Belén.
Caminando por el cordal de la Ronera.
Nos tenemos que desplazar a la Tejería (ruinas de un antiguo horno de tejas), donde hay un pequeño parking para 6 ó 7 coches. Aquí hay un cruce de caminos donde quedan muy bien indicadas las direcciones. Nosotros cogeremos el que indica Tozal de Guara/Nocito. La excursión en su primer tercio recorre un precioso camino entre el bosque y en donde los pajarillos cantan sin cesar. En 20´ desde la salida llegamos hasta la ermita de la Fabana que se encuentra en estado semiderruído. Continuamos el camino hasta bajar al barranco de Calcón que transcurre paralelo a éste. El barranco se estrecha y el sendero se solapa con el cauce del río. Esta semana ha llovido y tenemos que hacer pasos de funambulista para saltar de roca en roca y no acabar con los pies mojados. En un corto tramo decidimos descalzarnos para avanzar más rápidos, aunque a la vuelta, ya más entrenados, lo pasamos con las botas puestas. El camino gana un poco de altura saliéndose del cauce hasta que llegamos en algo más de una hora al cruce (indicativo cuello Lizana/Fragineto) con el barranco de los Valles que baja del collado de Petrenales, que es por el que luego bajaremos. Hasta aquí apenas hemos ganado desnivel y es ahora donde, en 2.7 kms, haremos 700 mts hasta la cumbre. Por buena senda llegamos primero hasta el cuello de Lizana (opcional el Mondinero con 1467 mts al Sur) donde ya empezamos a deleitarnos con las vistas al Sur de la hoya de Huesca, el pico Borón y las aguas azul turquesa de los pantanos de Vadiello y Guara. Seguimos en horizontal hacia el norte para después ascender, ahora ya de manera firme, sobre una desdibujada senda que discurre entre erizones y pedreras. Siguiendo los mojones y alguna marca de pintura de color azul, llegaremos a colgarnos al cordal del monte de la Ronera, Un primer alto nos hará creer que ya hemos llegado, pero siguiendo llegaremos, tras 3 horas y cuarto desde el comienzo, hasta el pico de Fragineto (1734mts) coronado con un bloque vertical. Las vistas del Tozal de Guara son espectaculares, al norte los Pirineos y casi 1000 mts más abajo el serpenteante curso el río Guatizalema. Hacemos una parada para deleite del paisaje y del paladar por la comida que llevamos.
El verde en el camino está en su máximo esplendor.
El barranco y el camino en uno sólo.
Giraremos a la izquierda, al Fragineto,  y bajaremos por el puerto de Petrenales (dcha)
Subiendo al cuello Lizana.
Cuello Lizana.
Abajo el pantano de Vadiello.
Ampliando la perspectiva, el pico el Borón y la Hoya de Huesca.

Cima Sur del Cordal. La cima del Fragineto está a continuación.
Foto de cumbre. A nuestra izquierda el Tozal de Guara.
Detalle del bloque cimero y el Tozal de Guara.
Podríamos bajar por el mismo sitio, pero siempre suele resultar mucho más gratificante bajar por otro y acabar en circular, así que continuaremos dirección norte siguiendo la fácil cresta hasta llegar al pico Corcurezo (1666 mts) estupenda atalaya del pueblo de Nocito y del inicio del Guatizalema. Ahora descendemos de manera firme hacia el Oeste con el Tozal de Guara como fondo, hasta llegar al puerto de Petrenales (1559 mts) cruce de acceso al Tozal, bajada al Norte a Nocito y al Sur hacia la Tejería, que es por donde volveremos. El camino, siempre entre el bosque haciéndose cómodo, hasta que llegamos al cruce del cuello de Lizana, donde hemos estado hace un rato. Seguimos al Sur sorteando el cauce del estrecho del barranco y después por cómodo camino llegar de nuevo a la ermita de la Fabana y poco después a la tejería donde tenemos el coche (2h 30´ desde el Corcurezo). De vuelta con el coche recomiendo visitar el Pantano de Calcón o Guara y su mirador y así tomar perspectiva de la excursión realizada.
Siguiendo el cordal hacia el Norte.
Dejando atrás el Fragineto.
Llegando al Corcurezo
Casi 1000 mts más abajo el serpentear del Guatizalema.
En el llano el pueblo de Nocito.
Bajando al puerto de Petrenales. Enfrente, el Tozal de Guara.
Cruce de caminos en el puerto de Petrenales
Cómoda senda de bajada entre el bosque.

Ermita de la Fabana. Mucho mejor las fotografías de esta con la luz de la tarde.

Powered by Wikiloc
Ruta seguida

domingo, 5 de febrero de 2017

Camino de Santiago (100 últimos kilómetros del camino francés))

"Nada más pido: el cielo sobre la cabeza y el camino bajo mis pies."

16 de Enero de 2016
Sarria - Portomarín
El camino de Santiago se puede comenzar desde multitud de lugares. Yo iba sólo y pensé que para mi primera toma de contacto, partir desde Sarria podía ser una buena idea.
 ♫♪ Himno del Peregrino ♫♪ (No me lo tengáis en cuenta 😆)
Primer pilón kilométrico que me encuentro. Quedan 113,246 kms a Santiago de Compostela.
Hace ya muuuuchos años, en compañía de los Montañeros Salesianos, hice unas cuantas etapas del camino de Santiago aprovechando los festivos de Semana Santa. Según la credencial que todavía conservo, salimos del Somport hasta Sangüesa en el año 1994, de Sangüesa a Estella en 1995 y de Estella a Navarrete en 1996 y siempre en las vacaciones de Semana Santa. Puede que se continuase con parte del Camino, pero yo no fui más veces.
Teniendo una semana por delante, hacer las últimas etapas del camino de Santiago se me antoja una buena idea como plan a donde viajar en invierno sólo.
Desde Zaragoza es súper fácil marchar sólo. Hay un tren que pasa por Zaragoza a las 22:50, dejándote en Sarria a las 9 de la mañana del día siguiente. Es un Trenhotel donde por 110€ puedes pasar la noche viajando en cama o, por algo más de 40€, en asiento superreclinable con gran amplitud. El revisor te hace entrega de un kit de viaje compuesto por mantita, cepillo de dientes, dentífrico, antifaz... y te avisa 20 minutos antes de llegar a tu parada. Así que no hay que temer que se te pase la parada.
Pues lo dicho, a las 9 de la mañana en Sarria, con mi mochila a la espalda (no olvidarse el saco de dormir para los albergues de la Xunta!) y mi cabeza llena de ilusión, además de con algún que otro miedo. Lo primero que hago es meterme en el bar de la estación a tomarme algo caliente y a que me sellen la credencial como punto de inicio. Pregunto a la chica de la barra, con cierta ingenuidad, si la niebla tiende a levantar a lo que me responde que "puede". Me despido y me indica por donde puedo tomar las flechas amarillas que me lleven a Santiago.
Viendo el panorama, con la espesa y húmeda niebla, pienso que la cagué dejándome las polainas en casa porque está todo el terreno húmedo por culpa de la niebla, pero conforme ando el Camino, me voy dando cuenta de que para nada son necesarias. El Camino, al menos en enero que es cuando yo fui, se encuentra muy solitario y apenas coincides con gente.
Ponte da Áspera. Puente medieval sobre el río Cleiro a la salida de Sarria.
Pasarela de madera en el cruce de un arroyo.
Quien haya pasado por aquí no olvidará fácilmente este castaño.
El encanto de las vallas de espino y la niebla.
Los petirrojos, muy frecuentes y cercanos durante el Camino.
Entrando en el perímetro de la iglesia de Santiago en Barbadelo.
Estampa lúgubre en un día de niebla.
El camino discurre sinuoso...
y también en largas rectas.
y muchas veces...
al abrigo de los árboles.
el esfuerzo de lo cotidiano
Un gran paraguas ayuda a no mojarse de la niebla llorona mientras sacas a las vacas.
Hasta las mismas vacas se las ingenian para protegerse de la niebla.
Una alfombra de hojas caídas cubre el camino
Una de las muchas cruces que encontraremos en el camino.
Yo no creo en la meigas, pero haberlas, "haylas".
Llego al final de mi primera etapa. Son pasadas las 2 de la tarde, demasiado pronto para alguien que no lleva compañía en un pueblo como Portomarín, que en los meses de invierno parece que está hibernando. Hace 50 años, sus gentes tuvieron que marchar a las laderas de una montaña, porque un pantano iba a anegar sus casas y campos. Cruzando el puente sobre el rio Miño y gracias a la inusual carencia de lluvias, todavía pueden verse el antiguo puente y las antiguas edificaciones.
Puente que nos cruza al nuevo Portomarín
Embalse de Belesar.
Iglesia de San Juan en Portomarín. Trasladada piedra a piedra.


17 de Enero de 2017
Portomarín - Palas de Rei
Son 25 kms, un poco más larga que la anterior. La etapa en sí es muy agradable de recorrer aunque apenas me encontré a nadie por el camino.
El camino no deja de perder su encanto.
En Portomarín ya conocí a gente que está haciendo el Camino. Somos pocos, y casi todos coincidimos en el mismo albergue de peregrinos de la Xunta. Por precio y servicio es la mejor opción. Cada cual va saliendo con su grupo. Yo soy el último en abandonar el albergue pues no tengo prisa para recorrer los 25kms que me separan de Palas de Rei. Al comenzar, cojo el camino complementario que es mucho más bonito que el auténtico, que va por la carretera. Al poco rato, alcanzo a los ingleses Anne Patrice y su padre Jim. También me encuentro con Lee y Conrad, un par de surcoreanos que llevan un ritmo muy irregular después de tantos días de Camino y que ahora buscan como locos un sitio donde comer. En este tramo del Camino y por ser enero, los establecimientos están de vacaciones y no es posible parar a echar un bocado en ningún bar. No es hasta A Brea, a 3 kms de Palas de Rei, en donde paré a comer y además muy bien. Allí me encuentro a Salva, Ricardo y Juan, que han comido fenomenalmente de menú. Juan se despide para continuar camino pues piensa alargar etapa hasta Melide y de este modo adelantar su llegada a Santiago. Tal vez no nos vamos a ver... En el albergue, ceno y comparto un rato de conversación con Ricardo y su madre María. Que cosa más bonita que compartir el Camino con tu madre o tu padre ¿no?.  
Hórreo en Toxibo
Castro Prerromano en Castromaior.
Cruceiro de Lameiros. Por una cara representa la imagen de Cristo y por la otra la Virgen. La base representa la Pasión.
Iglesia de Santiago de Lesteiro
Iglesia de San Tirso en Palas de Rei.

18 de Enero de 2017
Palas de Rei - Arzúa
Son 29 kms, todavía más larga que la anterior. Aunque se frecuenta bastante los aledaños de la carretera en la primera mitad de etapa, llegar a Melide tiene su sabrosa recompensa.

La mañana está totalmente despejada y hace frío. Esta vez no salgo sólo, sino que lo hago con Dani, Cristian y su padre Juan. Ellos ya estuvieron el año pasado pero haciendo el Camino primitivo y andan a una marcha que me cuesta mucho seguir si tengo que parar a echar alguna foto. Al final me quedo descolgado aunque nos encontramos en Furelos, donde no pude entrar a ver el particular Cristo.  Llegamos a Melide, el ecuador de la etapa y hacemos un receso como marca la guía del buen peregrino, entrando a comer en un bar una ración de pulpo. Aquí nos juntamos casi todos los españoles que estuvimos en Palas de Rei y la cosa se alargó un poco más de la cuenta, resultando divertido sobre todo allá por el quinto chupito de hierbas... Para hacer el resto de etapa hasta Arzúa, salimos todos juntos, pero el grupo se irá distanciando hasta que nos juntemos todos de nuevo al final del día.
Escultura de peregrinos bailando a la salida de Palas de Rei
Por las calles de San Xulian do camiño.
En primer término: Un Cabazo para conservar el maíz. Al fondo, la iglesia de Santa María en Leboreiros
 Puente medieval en Leboreiros
Parada en Melide para comer pulpo y echar unas risas.
Paso empedrado sobre el río Catasol.
Iglesia de Santiago (otra más) en Boente. ¡Sellar!
Fotografía de postal bucólico pastoril.
Vereda entre eucaliptos a Casa Garea
Puente en Ribadiso da Baixo
Todos en el albergue de Arzúa con los coreanos en primer término.

19 de Enero de 2017
Arzúa - O Pedrouso - Santiago de Compostela.
En principio, mi idea era hacer la etapa normal de tan sólo 20 kms hasta O Pedrouso. El día anterior pensé en alargar 10 kms más hasta Lavacolla y finalmente me arreé 40 kms de tirón hasta Santiago de Compostela.
Camino así, no da pereza recorrer
Otro día que amanece frío, muy frío. El comienzo lo hago con Salva y Ricardo, pero el primero se adelanta para ya no verlo en todo el camino. Me quedo con Ricardo, pero yo no llevo muy buen día. Me duele la cabeza y me molesta el peso de la mochila sobre los hombros, así que en un momento en el que el sol empieza a calentar, le digo a Ricardo que me quedo a descansar en un pretil, comer algo y tomarme un ibuprofeno, porque ¿quién dijo que los peregrinos no se dopan?. He parado un buen rato, durante el cual veo pasar a una chica de Taiwan, que tiene 23 años y está haciendo el camino sola. Al rato, pasa un señor jubilado que empezó hace dos años el Camino desde Roncesvalles y que se lo va haciendo por etapas. También hablo con otro señor jubilado que va por la carretera y dice haberse hecho el Camino 15 veces. Va por la carretera porque va más cómodo, aunque reconoce que también es más corto. Es muy normal encontrarse con personas y entablar una pequeña conversación, generalmente relacionada con el Camino.
Llego a O Pedrouso pero no entro en el pueblo, sino que sigo por el camino que va por las afueras. Aquí, ya completamente solo, me pongo las pilas y cojo un buen ritmo, además de que el sol se ha nublado y hay que hacer los posibles para no quedarse frío. Pasado Cimavilla viene una cuesta y, ya enseguida, un monolito que indica que entramos en el municipio de Santiago, esto te da un empuje extra para seguir adelante. El objetivo final debe encontrarse cerca.... Mientras cruzo la pista del aeropuerto, deseo que en ese momento aterrice o despegue un avión al que pueda tirarle una foto mientras sobrevuela mi cabeza, pero no hay suerte. Pasado San Paio, tenía pensado hacer noche en el Albergue de Lavacolla (atienden fenomenal, al menos por teléfono) que se encuentra a 10 kms del final, pero me encuentro muy bien, así que decido seguir. La subida a Monte do Gozo se hace algo monótona por ser todo camino asfaltado y llegar arriba decepciona, pues todavía no se avistan las torres de la catedral.. Una vez allí arriba, piensas que ya lo tienes hecho, pero cruzar Santiago se me hizo eterno. Tal vez lo gris que estuvo el día, la acumulación de kilómetros y además hacerlos casi en solitario, me hicieron algo de mella.
Ermita de Sta. Irene, antes de llegar a O Pedrouso.
Más camino rodeado de bosque
San Paio de Sabugueira
Ya en el municipio de Santiago.
Mi sombra caminando hacia el Monte do Gozo.
Monumento dedicado al Papa J. Pablo II en su visita en 1989.
Las torres de la catedral con los andamios 😒 todavía.
Me dirijo a recoger la merecida Compostela. No hay nadie recogiéndola, en contraste con lo que debe ser esto en verano donde pueden pasar más de 2000 personas en un día. Después me paso por el albergue donde voy a quedarme a dormir un par de noches. Suerte la mía al encontrarme con Juan y poder degustar juntos unos mejillones rabiosos. Cómo picaban ¿verdad Juan?. El día siguiente lo dediqué a pasear por Santiago y comprar algunos regalos. Mientras, van llegando los Peregrinos que he conocido durante el Camino.
Sonrisa de peregrino recién llegado a Santiago de Compostela
Junto a Juan el día de la llegada.
Marco Amadei, una guía con piernas en el camino. Se ha hecho todos.
Fachada Sur de la Catedral
¿Sabéis qué? Ha sido menos de una semana y se me ha hecho muy corto. Una experiencia magnífica que sé que nunca olvidaré y que estoy seguro que volveré a realizar, pero a poder ser con más tiempo y más kilómetros. ¡Zagales! ha sido un placer conoceros y poder compartir con vosotros un cachito de Camino y de mi corazón. Y recordar siempre:
¡Ultreia y buen camino!