sábado, 28 de diciembre de 2019

Pico de Canal Roya

23 de Diciembre de 2019
Otro de semana con tiempo revuelto. Ha vuelto a llover y cuando han bajado algo las temperaturas, por arriba ha caído algo de nieve. Hoy es lunes y los que tenemos fiesta nos juntamos para hacer algo de esquí.
Camino del pico Canal Roya.
Supuestamente, el día iba a estar muy despejado después del marrón, pero todavía quedan nubes y la visibilidad no es buena. Hasta nos hemos encontrado con amigos en la cafetería de la gasolinera de Formigal que nos cuentan que en el Portalet hace muy malo y que han decidido cambiares de zona.
Nosotros seguimos con el plan inicial y tras pasar la frontera con precaución al estar la carretera con algo de nieve, llegamos sin problemas al parking del Portalet / Cabaña de l'Araille.
Tras bajar del coche comprobamos que sí, es verdad que está bastante nuboso y que el viento molesta pero no demasiado. Pensado que la previsión del tiempo es con tendencia a la mejoría, nos equipamos y comenzamos la marcha. Antes de nada, Guti nos hace el control de ARVA y así poder lanzarnos a la montaña. Cruzamos el barranco y vamos subiendo por su margen izquierda. La subida es bastante suave. Flanqueamos las vertientes norte del pico d'Anéou y Peña Blanca. Siguiendo más hacia el fondo, llegamos a un plano y a nuestra izquierda se encuentra el pico de la Glère. Enfrente a nosotros ya tenemos el pico Canal Roya, que se accede en su ruta normal por la derecha, concretamente por el Col de Houer. Un aire muy frío nos recibe, así que nos abrigamos muy bien. La parte final hasta la cumbre se encuentra con nieve muy dura, que nos obliga a poner cuchillas.
Bajamos de la carretera al barranco
Control de ARVA. Primero prueba en modo receptor para después pasar a modo emisor.
Tras el control de ARVA, comenzamos.
Esteban, tras 2 años sin salir, reecontrándose con el medio.
Remontando el barranco.


Parece que día mejora... con el Midi al fondo.
Frente a nuestro primer objetivo
Jorge abriendo huella al grupo.
Al fondo Peña Blanca y a la izquierda el Pène de la Glère.
Vista desde el collado.
Miguel y Esteban llegando al collado de Houer
Nos hemos abrigado bien y hemos puesto cuchillas.
Nieve muy dura en esta zona tan expuesta al viento.
Ramiro, Miguel, José Luis, Jorge, Javier, Guti, Félix y Esteban.
En la cumbre estamos poco rato, lo justo para cerrarnos las botas y quitar pieles. Nuestra intención, aunque con dudas, es seguir el cordal esquiando y tratar de subir a Peña Blanca. Realizado un flanquéo al Este, volvemos a valorar el estado de la nieve, el tiempo y la visibilidad. Nos atrevemos a poner crampones para alcanzar el cordal de nuevo y avanzar andando. Tras unos metros siguiendo la divisoria y antes de llegar a la antecima de Peña Blanca, decidimos abortar la ascensión y poner esquís para emprender la vuelta. La visibilidad se ha reducido considerablemente y tampoco tenemos muy claro lo que nos puede deparar el descenso desde Peña Blanca. En la primera parte nos encontramos con nieve dura y después con algo de costra. Vamos descendiendo un poco a tientas porque no se ve nada. Llegamos a conectar con nuestras huellas de subida que nos ponen las cosas mucho más fáciles. En la parte baja la nieve se encontraba fenomenal, lo que nos dejó un buen sabor de boca.
Me quedo en cola y saco esta foto en busca del Peña Blanca.
Ponemos crampones
... y nos alzamos a la cresta.
Con mala visibilidad, decidimos bajar.
Muy mala visibilidad en el descenso.
Ruta grabada de este día.

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Foto del grupo despidiendo el año

jueves, 19 de diciembre de 2019

Bacías

15 de Diciembre de 2019
Hemos quedado a las 9:30 en el balneario para realizar una ruta sin concretar. Mientras tomamos un café en la Casa de Piedra, valoramos las opciones en función de los riesgos inherentes al estado de la nieve. Aconsejados por Segis, el guarda del refugio, nos preparamos para subir a la cumbre del Bacías.
Preciosas estampas un domingo de mediados de diciembre.
El Bacías es un pico de 2.754 mts muy popular en el ambiente montañero al ser bastante visitado tanto en verano como en invierno. A mí siempre me da mucha pereza salir del cálido refugio al frío trasiego que supone cambiarse para realizar una ruta de esquí. Me imagino las condiciones de la nieve y me dan ganas de quedarme abajo, pero finalmemente me sobrepongo y una vez subido a los esquís, mi ánimo cambia. Salimos junto al refugio, por detrás de la central hidroeléctrica. Cruzamos el río Calderés por el pequeño puente y, entre el bosque, nos acercamos hasta el paraludes donde cogemos el camino de la GR11. Empezamos mal porque a pesar de iniciar la ascensión a un ritmo tranquilo, algunos algunos del grupo ya se han quedado rezagados. Vamos haciendo pequeñas paradas para que nos puedan alcanzar. Tras salir del bosque, en la mallata del Serrato, volvemos a hacer una nueva parada en espera de que Juanfran nos de alcance, algo no va a suceder al coger porque ha seguido una huella errónea. Las avalanchas han llegado hasta este lugar donde el tenue sol de finales de otoño empieza a calentar suavemente los rostros. Nos dirigimos por nieve dura y acanalada hacia el sur para alcanzar un lomo con vistas al barranco de Brazatos. Aquí, todos ponemos cuchillas, menos Enrique. Pienso que las lleva en la mochila, por si alguien tras un infortunio las extravía. Con su envidiable técnica es capaz de foquear sobre nieve dura como el mármol. Por eso, son pocas las veces que le he visto ayudarse de cuchillas. Entre el bosque vamos ganando altura para después hacer una diagonal a la derecha hasta alcanzar zona llana y despejada. Tomamos una pala a la izquierda que todavía se encuentra dura pero que se sube de forma cómoda. Entre el sol y la nieve, estamos sólo nosotros. Apenas hace viento y pocas cosas satisfacen tanto como deslizar los esquís en la soledad de la montaña.
Superada la pala, nos internamos en la cuenca de los ibones superiores de Brazato. De estos tres, el que se encuentra más al sur lo cruzamos surcando sus aguas, convertidas en una consistente masa de hielo y nieve. Un par de parejas, mucho más madrugadoras que nosotros, ya bajan y el poco rostro que llevan al descubierto muestra alegría y diversión. Por fin alcanzamos el Puerto Viejo de Brazato para entrar en zona de penumbra donde sopla un helador viento. Nos abrigamos bien porque hasta que no lleguemos a la cumbre, que ya vemos, no volveremos a tener contacto con el sol. Barajamos subir a la Punta del Puerto tras rodearlo, pero desechamos la opción dirigiéndonos hacia el plan inicial. La pala del Bacías tiene orientación norte y la nieve está con una costra difícil de romper. Conforme nos vamos acercando a la cumbre la encontramos dura y venteada y así ganamos su arista N.E. y alcanzamos por fin, evitando las cornisas, la cima del pico Bacías.
Nada más salir tras cruzar el barranco de calderés
Tras salir del sendero en las laderas de Labaza.
Nieve bastante irregular
Llegando al lomo que acota el barranco de Brazato
Enrique y Jorge esperando al reagrupamiento.
Aquí llega Javier Arruga.
Pala que sube a los ibones superiores de Brazato.
Foratulas en blanco y negro.
En busca del Puerto viejo de Brazato.
Una parada más.
Uno de los ibones superiores de Brazato con la Punta del Puerto Viejo enfrente.
Llegando al Puerto Viejo.
Laderas a la sombra del Bacías.
Ladeo del Puerto desde el Puerto Viejo, bajo su Punta homónima.
Rubén alcanzando la lomera del Bacías.
Cornisas a la izquierda, antes de alcanzar la cumbre.
Javier, Enrique, Gabi, Jorge, Rubén, Félix y José Luís, el que hace la foto.
Poco rato para disfrutar de las espléndidas vistas que nos brinda este mirador a Batanes, al macizo de Vignemale, Brazato, Foratulas y, ya en la lejanía, el macizo de Monte Perdido. Nos ajustamos las botas y subimos un par de puntos el cierre delantero de la fijación. La salida, por el lomo Sur, es algo comprometida. Primero, un giro hacia el N.E. y derrapamos una diagonal en busca de un sitio seguro para realizar un nuevo giro que nos llevará en diagonal al Puerto. En el sitio elegido la nieve está cubierta por una capa de nieve dura donde, si no se afina bien, los esquís se pueden ver hundidos y tu cuerpo abalanzarse hacia la pendiente. Una vuelta maría al valle es el recurso del que me sirvo para girar y dirigirme al Puerto Viejo de Brazato. Allí, de nuevo el sol nos está esperando, el mismo que ha hecho transformarse la nieve un poco para que nosotros disfrutemos con unos artísticos giros.
El disfrute es continuo hasta que alcanzamos el bosque y la nieve todavía se encuentra dura y acanalada por las lluvias de los días previos. Nos acercamos a la cuesta de Labaza cruzando la gran colada caída el viernes y perdemos unos metros más pero sin disfrutar. De aquí, vamos en busca del bosque donde discurre la GR y que es el mejor pasaporte para bajar hasta el Balneario. 
Esperando para reagrupar en el Puerto Viejo de Brazato.
Laderas francas y con una nieve estupenda para esquiar.
En ocasiones algo dura.
Antes de entrar de nuevo en el bosque
Laderas de Labaza, nieve dura con muchos obstáculos por culpa de lluvia y avalanchas.

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