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jueves, 7 de noviembre de 2019

3000 Ibones Etapa 6: Refugio Bachimaña - La Sarra

26 de Julio de 2019
Sexta y última etapa de esta fabulosa travesía. Estamos entre melancólicos, porque esto se acaba, y pletóricos pues sabemos que lo que nos queda es pan comido después de todo lo superado en días anteriores. También es verdad que la bajada del collado de Piedrafita y el excesivo calor que pasamos hasta llegar a la Sarra hicieron que el día se nos atragantara un poco...
Ibón de Tebarray
Apuramos tanto el terraceo la tarde anterior que cuando entramos en el comedor todo el mundo se encuentraba ya sentado para cenar. Desde el fondo de la sala alguien nos saludó efusivamente… Eran Inma y Sonia que subieron al refugio a hacer noche con el propósito de hacer los Infiernos al día siguiente. Así que durante media jornada vamos a ir acompañados y en eso estamos. Apenas hace un rato que ha amanecido y ya estamos saliendo los cuatro del refugio para cruzar el embalse de Bachimaña bajo y coger la GR11. Esto lo tenemos más que visto de anteriores excursiones, pero siempre es agradable recorrer la senda que remonta el Bachimaña alto y después subir a los ibones Azules. Cuántas veces hemos planeado subir con la tienda de campaña para pasar la noche en el bucólico ibón superior… Para el que vaya por primera vez, que sepa que es uno de los lugares del Pirineo más bonitos. De aquí en adelante, el paisaje cambia radicalmente, el agua y el verde es conquistado por la piedra mientras la GR11 se va abriendo paso a paso entre ella hasta alcanzar el cuello del Infierno. Aquí se encuentra el desvío para ascender a los Infiernos, así que Inma y Sonia se ponen los cascos y se despiden. Mientras Belén y yo picamos unos pistachos, seguimos con la mirada a nuestras amigas, que van superando sin problemas los primeros desniveles fuertes. Enfrente tenemos el precioso Ibón de Tebarray, en el que alguien, sorprendentemente, se está bañando. Cuando Inma y Sonia están llegando a la cresta, nosotros continuamos la marcha para ganar el último repecho al collado de Piedrafita tras recorrer un sendero que rodea el ibón por su parte norte.
Cruzando la presa inferior de Bachimaña
Remontando Bachimaña inferior
Superando Bachimaña superior, que dejamos a nuestra derecha.
Bajando a la cola de Bachimaña alto. Una bifurcación parte aquí a Marcadau, otra a Respomuso.
Hierbas algodoneras
Ya se ven los Infiernos. Enfrente, la cascada de los Azules.
Ibón Azul inferior
Ibón Azul supeior con el pico Piedrafita al fondo
Otra perspectiva del ibón Azul superior al pico Infierno.
Camino del cuello del Infierno.
¿Prefieres la huella de la nieve o el camino por piedra?
Belén, Inma y Sonia.
Ibón y pico de Pondiellas en la senda al collado de Piedrafita.
Gente bajando del collado de Piedrafita al ibón de Pondiellos.
Dejamos el pico Tebarray para quien quiera acumular desnivel positivo. Seguro que las vistas no le defraudarán. Desde varias semanas antes de iniciar esta travesía, una inquietud que teniamos era el estado de este nevero, que algunos veranos tarda mucho en desaparecer. Ahora, eso poco nos preocupa pues ya salimos informados de que está completamente limpio de nieve. Hay una sirga anclada a la pared que con nieve ayuda mucho. Pero sin ella queda algo alta así que nosotros decidimos ignorarla. No obstante, hay que poner los cinco sentidos pues está muy inclinado y la gravilla hace que patinemos. Creo que este fue el único momento de toda la travesía en el que Belén quería acabar "de una puñetera vez"... Así que, lo dicho. Se nos atragantó un poco. Ese mismo tramo, pero de subida, viniendo de Respumoso, es bastante más fácil, aunque algo dura.
Una vez en tierra firme y con Belén liberando tensiones, cogemos la senda de gravilla que traza una diagonal sobre la ladera norte del pico Tebarray. Nos cruzamos con gente (ayer nadie, hoy un montón), van cansados y es que es un tramo duro de subir. Llegamos al ibón de Llena Cantal, un bonito sitio para hacer un vivac o en nuestro caso hacer una parada para retomar fuerzas. De aquí en adelante el camino está muy bien trazado y es muy cómodo porque el terreno apenas es pedregoso y está blandito.
Enfrente, tenemos el macizo de las Frondiellas y Balaitous. Un poco más a la derecha el collado de la Piedra de San Martín, y provechamos para rememorar la tercera etapa. Llegamos a la majada de Llena Cantal donde hay un llano y el sendero se bifurca. Recto va en busca del refugio de Respomuso y si cruzamos el torrente a nuestra izquierda circunvalaremos el embalse de Respomuso por el Sur hasta llegar a la presa. Aquí, tenemos que pasar a la margen orográfica izquierda del barranco de Aguas Limpias. O bien se cruza por la misma presa o, como nosotros, se hace pasada ésta, por un sendero que cruza. Recorremos la senda de bajada parando en todas las fuentes y sombras que encontrábamos pues hacía un sol de justicia. No en vano fue uno de los días más calurosos del verano... A medida que perdiamos altura, el calor era achicharrante.... Llegados a la Sarra a pesar de que no soy muy de eso, me metí en el río que sí que estaba frío pero es que había que refrescar la mollera y el resto del cuerpo a toda costa.
La bajada del collado de Piedrafita vista desde el lado de Llena Cantal
Pedrera al ibón de Llena Cantal.
Pico llena Cantal
Ibón de Llena Cantal.
Bajando del ibon de Llena Cantal. Al fondo Frondiellas, Balaitous y Cristales.
Bifurcación. Tomamos la senda de la izquierda para bordear el embalse de Respomuso por la izquierda.
La senda en horizontal al sur del ibón de Respomuso.
En la otra orilla el refugio de Respomuso.
Dejamos a nuestras espaldas Campoplano.
Al borde del embalse de Respomuso.
Presa de Respomuso. Se puede cruzar por arriba o sobrepasado este.
Selva de Soba camino de la Sarra.
Y aquí termina nuestro particular 3000 ibones. Una travesía para recomendar y repetir.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

3000 Ibones Etapa 5: Refugio Oulettes de Gaube - refugio Bachimaña

24 de Julio de 2019
Quinto día. Hemos dormido estupendamente. Mejor, porque sabemos que la de hoy es una etapa estupenda, algo dura y muy bella. En contraste con los días anteriores, durante el recorrido solo nos cruzaremos con dos parejas, así que casi en absoluta soledad...
Buenos días señora marmota!
Cuando te enfrentas a una travesía de varios días, en alguna etapa concreta pueden surgir dudas sobre el horario, el itinerario, el desnivel... y más cuando apenas encuentras reseñas claras. Para llegar a Bachimaña hay dos alternativas: una, coger el barranco de Batanes y desde el embalse de Brazato seguir la tubería de presión. La otra, remontar los ibones de Batanes, los que se encuentran más al norte, y cruzar por el collado de Letrero.  Es algo más corta pero con más desnivel.
Salimos como siempre, a eso de las 7 de la mañana junto a Miquel, que nos acompañará parte de la mañana. Cruzamos el llano de Oulettes de Gaube por su zona Oeste, donde habitualmente se colocan las tiendas para vivaquear. Enseguida se pone tieso trazando zig-zags para ganar altura con unas vistas privilegiadas sobre la gran mole vertical del Vignemale. La senda parece que nos lleva hacia el collado de Oulettes de modo franco, pero el collado al que nos dirigimos es el de los Mulos, que se encuentra algo más a la derecha. Así que cruzamos por mitad de la ladera en busca de los últimos repechos antes de dejar Francia.
Vivac en el circo de Oulette de Gaube
Los primeros rayos calentan la roca del Vignemale.
A la izquierda el coll des Oulettes, a la derecha el Puerto de los Mulos.
Vista del llano de Oulettes.
Seguimos subiendo. El sol nos alcanza.
Camino duro para tan pronto por la mañana pero bien trazado.
Nevero antes de llegar al puerto de los Mulos.
Vista desde el puerto de los Mulos al circo del Ara. Enfrente el puerto de Arratille.
Bajamos para encarar el valle de Ara.
Las marmotas no huían a nuestro paso.
Collado de los Mulos (1h), sobre el circo del Ara, enorme, aunque por lo temprano que es, lo admiramos con luz tenue. Empezamos a descender con cuidado pues lo hace de manera brusca. En mitad de esta bajada, una senda parte hacia la derecha trazando una larga horizontal que lleva hasta el collado de Arratille. Pero nosotros seguimos bajando. Reina el silencio, apenas interrumpido por el silbido de las marmotas,  cuyo eco ocupa todo el circo. Vemos alguna hembra con sus crías y las más adultas se muestran dóciles dejándose fotografiar desde cerca. Ya en el fondo del circo y con el sol empezando a tomar fuerza, caminamos entre pastos sorteando al ganado que a esta hora se da cita para hacer acopio del más fresco forraje. Encaramos ya el valle del Ara y nos tenemos que despedir de nuestro amigo Miquel al que agradecemos su conversación, su consejo farmaceútico y esas barritas proteínicas bajas en azúcares. Él hace noche en la casa de Piedra, así que tiene que ir bajando poco a poco en busca del barranco de Batanes. Belén y yo, por el contrario, (2h) no debemos perder altura, trazando una diagonal en busca del ibón de Batanes inferior. Apenas algún hito, la intuición y la consulta de nuestra posición en el móvil, que apenas da para un encendido y apagado rápido, nos pone en la pista correcta. Encontrado el Batanes inferior, nuestro ánimo crece pues éste era el punto clave en la incógnita del día. Sin bajar a la cubeta del ibón, subimos un poco más por una inclinada ladera herbosa y encontramos el ibón superior de Batanes (2h 50'). Buen momento para comer algo. En mi caso, echo mano del último huevo duro. Al pelarlo lo veo algo amarillo y huele raro, pero acabo comiéndomelo...
El sol comienza a levantar por el puerto de los Mulos.
El valle de Ara. Nuestro camino no ha de perder altura.
Una vaca nos vigila.
Dejamos atrás el circo del Ara.
Batanes inferior.
Ascendiendo al ibón superior de batanes.
Ibón superior de Batanes.
Vamos dejando abajo el ibón superior. Ahora es todo andar entre piedras.
Algún tramo, al no existir senda, es necesario echar las manos para progresar más cómodo.
El Vignemale enfrente
Último repecho y ya llegamos al collado de Letrero.
Por cierto, no hemos hablado en ningún momento de nuestros víveres para la travesía. Yo personalmente soy bastante clásico y mi alimentación se componía de frutos secos, embutidos, pan (acabó florecido), una pieza de fruta (melocotón o manzana) y un huevo duro por día. En cuanto a desayunos y cenas, en los refugios eran abundantes. No recordamos ninguno en el que las raciones se quedaran cortas.
Tenemos frente a nosotros lo más duro de la excursión, alcanzar el collado de Letrero. Bordeamos entre bloques el ibón superior por su orilla norte para entrar en una pedrera. Queremos intuir la senda pero sólo son ansias de que sea todo más fácil. Vamos subiendo poco a poco buscando los pasos más fáciles. El objetivo es claro, el camino no tanto. Cuando la perspectiva nos hace creer que ya estamos llegando, todavía nos queda otro repecho para llegar al collado de Letrero (4h).
Se abre ante nosotros el circo de Bramaturo, terreno árido con un ibón aquí y otro allá. Prescindimos del ibón de Letrero y ponemos rumbo al ibón superior de Bramatuero. No contiene mucha agua y acortamos cruzando por la cola para rodearlo por su parte izquierda. Empezamos a encontrar hitos, aunque es un constante sube y baja, que con el cansancio acumulado de días se hace algo pesado, por contra nos regala bonitas fotos. Llegamos por fin a la presa (5h 15') donde la concesionaria de la explotación hidroeléctrica de la presa ha rehabilitado un antiguo refugio. Seis personas caben en la planta baja (no hay mesa ni banco) y lo mismo en la planta superior, a la que se accede por unas grapas en la pared. Una de ellas está suelta. Paramos un rato a la sombra antes de continuar bajando.
Seguimos de bajada por el barranco para llegar al Bramatuero bajo (6h) que también rodeamos por la izquierda. Hermosos campos de hierbas algodoneras (Eriophorum angustifolium) nos alegran la marcha. Nos cruzamos con una pareja, los únicos que hemos visto hoy. Por fín llegamos al embalse de Bachimaña. También lo rodeamos por la izquierda. De nuevo sube y baja y con la moral ya tocada por el cansancio a pesar de estar a punto de ver el refugio, llegamos a un paso sobre los cortados algo comprometido. La roca inclinada está equipada con sirga. A estas alturas de jornada no tenemos ganas de complicarnos el día así que nos quedamos más tranquilos cuando comprobamos que está seco y con cuidado pero cómodamente se puede pasar. Al fin llegamos a la presa y tenemos el refugio de Bachimaña a mano (7h).
Collado de Letrero
Ibón de Letrero y pico gran Arratille.
Ibón superior de Bramatuero.
Una sonrisa antes de continuar
No estaba precisamente lleno el embalse.
Al fondo Arratille y Neveras. A la derecha el collado de Letrero.
Llegando a la presa, el embalse presenta un mejor aspecto. Al fondo el collado de Letrero.
Refugio restaurado de Bramatuero.
Nos espera el embalse inferior de Bramatuero. Al fondo, parte de la jornada de mañana.
Cola del embalse inferior.
Bajando al embalse de Bachimaña.
Lo recorreremos por la izquierda
Cruzando el paso de roca sobre el embalse.
Ya superado de más miedo!
Llegando al refugio de Bachimaña.
Habitaciones amplias, agua caliente sin fichas de pago, cerveza de la tierra a precio de la tierra (¿el grifo más alto de España?) y la amabilidad de Nano, el guarda. Pues eso, una ducha y ya no te duele nada, mano de santo. En la terraza que da al sur departimos con la gente: Dos zagales que iban a los Infiernos y que al día siguiente bajaban al concierto de Emir Kusturica en Pirineos Sur, un padre con su hija que habían subido a pasar la noche y a hacer alguna cómoda excursión, un zagal que estaba haciendo en solitario la GR11 y que hoy le tocaba dormir bajo techo... Así llegamos a la hora de la cena, media hora más tarde que en los refugios franceses y con tres jarras de cerveza en el cuerpo.
Terraza del refugio de Bachimaña.