31 de Marzo de 2019
El Anie, casi siempre reconocible desde la lejanía, es hoy nuestro objetivo.
La ascensión completa nos llevará tanto tiempo como el que pasemos en el coche, desde casa hasta el punto de salida si, como es nuestro caso, vives en Zaragoza.
Más rato montado en el coche que subido a los esquíes. Así que lo primero será elegir bien la carretera por la que vamos a conducir, aunque las tres horas de coche no te las quita nadie. Para la
ida, elegimos pasar por el Somport, ya que hemos quedado con Enrique a las 8:15 para tomar un pincho en Canfranc. La cocina del bar estaba cerrada así que nos quedamos con las ganas y tuvimos que conformarnos con café y croissant. Pensándolo bien, tuvimos suerte. La sucesión interminable de curvas por la angosta carretera por la que íbamos a circular, era mejor afrontarla con el estómago no muy lleno.
Una alternativa que nos comentaron y que no he probado, es ir hasta Arette. Es más largo, pero la carretera es mucho mejor.
Por fin llegamos a la Contienda, donde hay una curva helicoidal, que tenía curiosidad por ver. En esta especie de scalextric hay un aparcamiento donde dejar los coches y allí mismo se encuentra
La Contienda, donde se practica el
esquí nórdico y es comienzo de nuestra excursión.
Llevábamos 10' de foqueo por las pistas, cuando Ignacio tiene que volver. Se ha dejado las cuchillas. Son pasadas las 11 de la mañana y somos los últimos, pero eso iba a cambiar, porque Enrique pone la directa y los demás, casi con la lengua fuera, le seguimos. Dejamos las pistas de esquí de fondo y subimos hasta el collado de Pescamou, junto al pico de Arlas. Desde aquí, ya vemos a lo lejos el Anie, así que la cosa consiste en trazar una larga diagonal, sin apenas hacer vueltas María, hasta colocarnos en la base del pico. Desde lejos, por su forma piramidal, la cara Sur impone respeto, pero conforme nos vamos acercando, se vuelve más amable y se aprecian sus posibles riesgos. Hemos alcanzado a los que nos preceden y en la parte final nos juntamos mucha gente. Se nota que es un pico muy popular y, por ello, la técnica de la gente es de lo más variada. En la parte final y con algo de tensión, paso a crampones, ya que las focas las llevaba totalmente sueltas. Nos ha costado 2h 30' y tan sólo 900 mts de desnivel.
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Una pareja de raqueteros junto a las desiertas pistas de esquí nórdico |
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Llegando al collado de Pescamou |
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Junto al pico de Arlas |
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Allí tenemos nuestro objetivo, que trato de acercar con ayuda del zoom de la cámara. |
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La realidad sin zoom es bien distinta... |
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El foqueo se desarrolla por zonas amplias y sencillas. |
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¡Vaya pirámide...! |
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Ignacio. Unos metros más adelante, Enrique. |
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Irremediablemente perdemos 20 mts de desnivel |
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Ya hemos girado para encarar la ascensión final. Dejamos a nuestras espaldas el pico Añelarra. |
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Tenemos que superar esa muralla rocosa. |
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Dos esquiadores buscando el mejor paso para el descenso. |
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Últimos metros para la cumbre. |
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Me presento, soy el autor de la crónica. |
El descenso con nieve algo pesada en nuestro caso, se esquía con cuidado, buscando el mejor paso, como muestro tres fotos más arriba. Después, yendo hacia el Oeste, consiste en esquiar perdiendo altura con cabeza para optimizar la bajada.
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¡Vamos que esperan! |
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Disfrutando la pala Sur del Anie |
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Allí atrás se queda el Pic d'Anie |
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Ya tenemos de nuevo a la vista el pico de Arlas. |
Una vez en los coches, sacamos la mesa y disfrutamos sosegadamente de la comida antes de emprender el viaje de vuelta. Esta vez, decidimos bajar por el valle del Roncal, parando brevemente en el pueblo que le da nombre, para
visitar el mausoleo del gran Julián Gayarre, considerado el mejor tenor de su época.
El track de la ruta:
Hola Gabi.
ResponderEliminarLa verdad que es una zona que cae muy a desmano, yo las pocas veces que he estado, siempre he ido por Roncal. Lo que si es cierto es que está zona este invierno es de las que mejor estaban innivadas, además la subida al Aine es bastante cómoda, la tendré en cuenta para otro año, cuando mejore con los esquíes.
Un saludo