viernes, 13 de septiembre de 2019

3000 Ibones Etapa 3: Refugio Larribet - Refugio Wallon.

22 de julio de 2019
¿Podría ser ésta la etapa reina de la travesía? Podría. Aunque nosotros, con el calentamiento del primer día, saliendo de La Sarra, ya estamos vacunados... Particularmente la recordaré como el día del traspiés...
Vistas del macizo de Balaitous desde las cercanías del collado de Cambalès.
Con la disciplina propia de este tipo de etapas, suena el despertador a las 6 para ponerse en marcha a las 7. Nos hemos levantado con sueño, claro, pero con gran expectación ante el día que tenemos por delante pues el Col de Cambalès es uno de los puntos claves de esta travesía. Salimos de Larribet a la vez que nuestros compañeros de mesa anoche, cenando. Aunque pronto comprendemos que es mejor que cada uno lleve su ritmo.
Como pasó en varias etapas, empezamos descendiendo. Hay que retroceder hasta el fondo del barranco d'Arrens. Es decir, deshacer el último tramo del camino hasta el refugio. Ayer, en la subida, la senda estaba muy transitada pero a estas horas vamos solos. Poco antes de llegar a Doumblas (1h) tomamos, a nuestra derecha, la senda que nos colocará en la diagonal que recorre todo el valle de sur a norte. Alcanzado ese punto (1h 30'), aprovechamos el ofrecimiento de un zagal que va de excursión con su madre y entre foto y charla descansamos unos minutos. Continuamos la marcha llegando al llano de Le Labassa, donde unas vacas pastan plácidamente y desde el que se puede acceder al refugio de Ledormeur. La senda toma altura con decisión, encadenando lazadas, para después ya de forma más suave sobrepasar los lacs de Remoulis por el Este. Unos metros más adelante tengo un tropiezo y caigo a peso muerto con las dos rodillas sobre la roca del sendero. No llevo herida abierta, apenas un rasguño pero tengo mucho dolor y eso me preocupa. No tengo más remedio que continuar pero, así como la rodilla izquierda parece recuperarse, la derecha me obliga a cojear. Tanto me apura el dolor que empiezo a imaginar cómo aterrizaría el helicóptero en esa zona tan abrupta... 
Queremos comer algo y tal vez este momento sea el adecuado. Así que, cojeando, llegamos hasta el col de la Peyre de Saint-Martín (3h 45'). En el torrente que nos encontramos llenamos la botella de agua. El día es caluroso y largo, muy largo. En el collado, vislumbramos Campo Plano y parte de lo que recorreremos en la última etapa de esta estupenda travesía.
Barranco de Larribet
Bajando a Doumblas
Bajando a Doumblas para subir al camino que recorre el barranco d'Arrens
Foto en el camino principal del barranco d'Arrens
Plano de Labassa. Arriba, el refugio de Ledormeur y las Neous
Lacs de Remoulis
Vista del barranco d'Arrens
Torrenteras que caen en las laderas del pico Cristal
Puerto de la Peyre de Saint-Martin
Campo Plano.
Nos despedimos de la madre y el hijo, que también han llegado hasta el collado. Nosotros ponemos rumbo al Col de Cambalès. Hemos recobrado fuerzas con lo que hemos comido pero no sé si mi rodilla aguantará 1 h y media de fuerte subida...
El camino que sube al puerto de la Peyre de Saint-Martin, hace un giro de casi 180º para ir subiendo de manera cómoda sobre las laderas NO del pico de la Peyre. De la comodidad anterior, pasamos al caos de los bloques de piedra, dejando a nuestra derecha el desvío para subir al pico Cambalès. Continuamos rectos todavía entre canchales, algunos metros un poco descompuesto, para alcanzar la base de una muralla que superamos y mediante una eficaz senda, en varias lazadas, llegamos hasta el Puerto de Cambalès, punto más alto de la etapa de hoy (5h 10'). Nos deleitamos con una de las mejores vistas de toda la travesía, al macizo Balaitous y al pico Cambalès. El calor aprieta y el refugio está a poco más de 2 horas así que decidimos seguir. El descenso nos lleva hacia el Este, pero luego giramos hacia las laderas Oeste del collado para coger una buena senda. Antes hemos tenido que cruzar, sin dificultad, un nevero. A mí me ha venido de fábula para mitigar algo el dolor de mis maltrechas rodillas. Arrodillado unos minutos sobre la nieve dejo que el frío me distraiga un ratico del dolor que voy soportando. Ya en la senda y sin pérdida vamos bajando y encadenando lago tras lago. El sol está cayendo a saco y cuando encontramos algún bloque lo sufientemente grande para que proyecte una buena sombra, ahí que nos paramos a descansar. La bajada se nos hace larga, muy larga y aunque es muy bonita tenemos unas ganas tremendas de llegar al refugio para liberar nuestros cansados pies y hombros. Entre el bosque, por fín vemos la ermita de Marcadau y casi junto a ella, el refugio de Wallon (7h 50').
Retomamos la senda que sube al collado de Cambalès
Dejamos abajo la Peyre de Saint-Martin
Antes de llegar a los bloques, se gana altura de manera cómoda.
Entre canchales de piedra vamos subiendo.
Superado el pequeño muro. Ahora por senda y haciendo lazadas llegamos al collado.
Foto desde el collado de Cambalès. Al fondo, Balaitous.
Hacia los lagos de Cambalès.
Cruzamos el nevero bajo el collado.
Desde el nevero,  cruzamos a la izquierda en busca de la traza de senda.
Pico Cambalès. A la derecha, el collado.
Uno de los lagos que veremos en la bajada.
Aunque el camino esta jalonado de piedras
Es cómodo y fácil de seguir.
Otro de los lagos que bordearemos.
Vistas al llano donde se encuentra Wallon-Marcadau
El camino es precioso.
Refugio de Wallon
Baño en el río con el barranco de Arratille
 Hoy ha sido una de esas etapas en las que "no toca ducha", ni siquiera fría, y es que el refugio de Wallon (o Marcadau) pide una reforma a gritos. Es amplio, con gran capacidad pero resulta pobre en cuanto a equipamientos y servicios como los que ofrece en la actualidad este tipo de alojamientos. El entorno es precioso, son las 5 de la tarde y queremos cambiarnos de ropa así que, viendo que no seremos los únicos, nos acercamos al río a refrescarnos, en ropa interior.
Ya relajados, valoramos el estado de mis rodillas. Voy mal, la derecha me duele un montón. Los 6 peldaños de acceso al refugio los subo y bajo con mucha dificultad y poca dignidad. Pienso que como este dolor no remita no podremos continuar y tendremos que abandonar. Afortunadamente, Miquel, aquel señor al que conocimos el día anterior en Larribet y que está haciendo la ruta de 7 días de "Los 3.000 ibones", me abastece de antiinflamatorios y crema, que consiguen que pase una noche bastante relajada y sin dolor.
Pero antes de acostarnos disfrutaremos de la cena; de primero sopa y de segundo una mezcla de carne con tomate, cebolla y judías pintas acompañada de una pasta parecida al cous cous pero más gorda. Por supuesto, de postre queso y bizcocho.
Ha sido una etapa durilla, algo más de 18 kms, 1.150 mts de desnivel positivo y 1.300 mts negativos, a veces por canchal. A esto hay que sumarle que a partir del mediodía el día fue muy caluroso. Así que nos acostamos pronto porque mañana también madrugaremos aunque sabemos que la jornada será más relajada que la de hoy... pero tenemos la incognita de esa rodilla rodilla.


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