viernes, 1 de marzo de 2019

Caldeirão Verde y Caldeirão do Inferno

9 de febrero de 2019
Sábado. Y como es habitual, el despertador toca muy temprano. Belén dice que vamos in crescendo, que la excursión de cada día es mejor que la anterior... Hoy apostamos a caballo ganador. 
Porque nos vamos a la segunda Levada más visitada de Madeira. Y si otros días perdemos mucho tiempo con las fotos, algo me dice que hoy no va a ser distinto...

Desde Funchal hasta el Parque Forestal das Queimadas, muy cerca de Santana, tardamos unos 50 minutos, por la Vía Rápida. En los últimos kilómetros de carretera tendréis que poner los 5 sentidos.  Al principio, por empinada. Y luego porque se estrecha tanto que complica el paso de 2 coches. 
Tanto madrugamos que no hay ni un sólo coche, somos los primeros en llegar. Sin pararnos a pensar si se puede dejar el coche en un lateral, fuimos directos al parking instalado enfrente de la Casa de Abrigo das Queimadas. Estas construcciones, que fueron recuperadas recientemente, muestran el estilo característico de las casas típicas de Santana, con su espectacular tejado de paja. Una de ellas, además de albergar un pequeño centro de interpretación, será por donde tengáis que pasar a pagar, antes de salir, los 3 € del parking. La otra sirve refrescos, cafés y dulces varios. 
Son las 9 de la mañana. Aunque el coche marca 7ºC no se nota frío. Nos ponemos el goretex porque el camino es sombrío en su totalidad y la humedad y las gotas de agua en forma de ligera lluvia van a ser una constante durante los 19 km que nos esperan. Con la parsimonia que da saber que estamos solos, vagamos por allí fotografiando un estanque, los patos, los impresionantes cedros... Y en esas estamos cuando llega una docena de ingleses. Los vemos aparecer tan de repente que parece que vinieran en el microbús con la mochila ya puesta a la espalda. Queremos hacer el recorrido sin nadie por delante que pueda retrasarnos o entretenernos en las fotos así que, como si huyéramos de ellos, buscamos rápidamente el punto de salida. Con la Casa de Abrigo a la izquierda y el estanque a nuestra derecha, localizamos el panel indicativo que marca el comienzo de esta estupenda caminata.
El camino, al principio, es una pista adornada a ambos lados con espesa vegetación, entre la que destacan los cedros, los helechos y las enormes hortensias. Según avanzamos, se estrecha considerablemente y nos introduce en un frondoso bosque de hayas. Por eso tardamos en apreciar que caminamos a 980 m de altura, por la ladera de un impresionante barranco.
Conviene destacar que el recorrido está perfectamente trazado y delimitado por una sirga que hace de "quitamiedos". No es peligroso en ningún tramo aunque debes llevar calzado apropiado y prestar atención en los tramos más estrechos, cuando hay que subirse a la canalización de la levada para caminar. En el peor de los casos, si te descuidas o te cruzas con alguien, meterás un pie en el agua, ¡pero siempre recordarás la excursión!😜
Abrigo das Queimadas
La levada, bien rodeada de vegetación
Unas veces por el mismo murete de la levada.
Otras, por el caminito empedrado paralelo a la levada
Entrada al primer túnel
Una vista sobre el valle
Vistas con salida a la costa.
A la salida de un túnel
Las vistas al Barranco de Ribeiro Grande
La levada tallada en la roca
Caldeirão Verde. Belén en pequeñito.
En la base de la cascada de agua.
Metidos en un infinito bosque de Laurisilva, caminando junto a paredes rocosas que rezuman agua, vamos completando el recorrido, amenizado con varios túneles, uno de 200 metros, que atraviesan la roca. Por el interior, la levada continua así que deberás estar pendiente de la linterna, del agua que gotea, de los charcos y de la cabeza. ¡Ojo con los coscorrones!
Andamos a buen ritmo, porque sabemos que tanta foto nos está entreteniendo demasiado. Mientras comentamos que, salvo nuestra ropa, allí no vemos nada que no sea verde, aparece a nuestra izquierda una senda que sube por el lecho del río. Abandonamos pues la levada y según vamos por la senda, en ligera subida, sentimos la necesidad de levantar la vista hasta que nuestros ojos se pierden allá por los 100 metros de altura. Y es que tenemos sobre nuestras cabezas una impresionante cascada que vierte sus aguas hasta nuestros pies, formando una bonita (y verde) laguna natural. Hemos llegado a Caldeirão Verde.


Después de unas cuantas fotos, videos y deleites en general, retomamos la marcha. Acaban de llegar más turistas así que, con ese afán de que nadie nos adelante, retrocedemos de nuevo a la levada y al cartel que indica nuestro próximo destino: Caldeiräo Do Inferno.
Mucha gente se da la vuelta en este punto y se pierde un tramo muy entretenido, más ameno pues incorpora escaleras y puentes metálicos e igualmente espectacular. Alguna guía indica que es un poco peligroso y lo recomienda solo a los más experimentados (¿?) pero no es para tanto. Hay tramos que no están tan acondicionados como lo recorrido hasta ahora pero, aunque impresiona por lo agreste del terreno, lo único que requiere un pequeño esfuerzo extra es el tramo de escaleras que te ponen a prueba para que demuestres las fuerzas que aún te quedan.
Así que seguimos adelante y de vez en cuando, cuando la vegetación clarea, disfrutamos de unas estupendas vistas hacia  la Garganta de Ribeira Grande. Poco más adelante, junto a una gran cascada, habrá que subir unos cómodos escalones, que nos permiten, si estiramos mucho mucho el brazo, tocar el agua... Ganamos altura y el entorno va cambiando. De momento, la vegetacion ha desaparecido. Pasamos por tramos en los que buscamos la placa de "prohibido" pues parece mentira que el camino vaya por ahí. Esta zona es divertida. Alternamos pasarelas con huecos imposibles y nos sorprende comprobar, a través de la ventanita de un túnel, que estamos metidos en una estrecha garganta. ¡El sonido del agua es tan fuerte que tenemos que gritar para entendernos!.
Y así, entre sorpresa y sorpresa, salimos a una zona más abierta, donde el color verde y la rica vegetación vuelven a ser los protagonistas.
Poco más habrá que caminar para encontrar el rincón que buscamos, una inmensa pared herbosa por la que resbala una cortina de brillantes gotitas de agua. Estamos en Caldeiräo Do Inferno.
La vuelta se hace por el mismo sitio y como ya teníamos todas las fotos hechas, anduvimos a paso rápido.  Solo nos frenan otros excursionistas que vienen de frente, con los que hay que negociar quien pasa primero por los estrechos pasos de la levada. A la hora de comer ya estamos en el coche, así que por la tarde nos acercaremos a otro de los "imprescindibles" de Madeira...

Continuamos hacia el fondo en busca de Caldeirão do Inferno
Tramo de escaleras que tomamos para incorporarnos a la levada.
Esta caída de agua en el camino hacia Caldeirã do Inferno no desmerece...
Al fondo, Caldeirão do Inferno
Otro de los túneles. En éste te mojas sí o sí.
Uno de los tramos más espectaculares en plena garganta.
Llegando a Caldeirão do Inferno
La pared de Caldeirã do Inferno
El aguallueve de Caldeirão do Inferno.

Video con algunos pasajes volviendo de Caldeirão do Inferno

El track grabado. Los desniveles, por culpa de los túneles y la orografía, han salido algo locos.
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Distancia a Caldeiräo Verde: 6.5 km
Distancia de Caldeiräo Verde a Caldeiräo Do Inferno:  3 km
Distancia total: 19 km. (ida y vuelta)
Tiempo total, incluidas paradas: 5 h 15´ (de 9:15 a 14:30)

Si te ha gustado, puedes ver las demás excursiones 
pinchando en la foto.
https://cuandobajelsol.blogspot.com/2019/02/resumen-viaje-madeira.html

jueves, 28 de febrero de 2019

Porto Moniz, mirador de Santa y Santana.

8 de Febrero de 2019
Tercer día de andanzas por Madeira. Anoche decidimos intercalar ya en nuestro planing semanal alguna de esas jornadas que suponemos más tranquila. Así que cambiamos la vestimenta montañera por el pantalón vaquero. Hoy toca turistear, toca relax. Cruzaremos la isla para ir a la otra punta, a Porto Moniz, donde todo indica que se nos irá un buen rato con las fotos.

Piscinas naturales en Porto Moniz
No hemos madrugado tanto como otros días pero de camino al parking, aunque es temprano, ya se nota que también hoy será un día soleado y templado. Nuestro camino no discurrirá por bosques de Laurisilva o escondidas cascadas, no. Hoy nos va a dar el sol, y eso nos gusta. 
Desde Funchal llegamos a Ribeira Brava y de allí a São Vicente. Este trayecto es bonito y paramos varias veces a hacer fotos. Pero es a partir de São Vicente cuando la carretera se convierte en un gratificante mirador al mar. Comprenderéis que Ribeira Da Janela (2 km antes de Porto Moniz) es parada obligada en cuanto veáis asomar en el mar unas gigantescas formaciones rocosas. Cuando nosotros estuvimos, coincidimos solo con dos parejas pero aquello, en temporada alta, debe de ponerse de bote en bote porque hay un amplio aparcamiento gratuito e incluso un cuidado edificio con baños públicos.
Camino de Porto Moniz, paramos en Rosario.

Cascada Veu da Noiva (Velo de la Novia), en la antigua carretera de Seixal a São Vicente
Ya tenemos a la vista Porto Moniz
Ilheus da Ribeira Da Janela
Desde cualquier ángulo, muy fotogénicas...
En Porto Moniz, para ser febrero, se ve bastante movimiento de turistas. Nos llama la atención que no encontramos españoles por los sitios que vamos. Aquí hay algún francés, mucho inglés y 3 japonesas, que han alquilado un taxi y van de aquí para allá grabando todo, sacando incluso el brazo por la ventanilla...
Además de un helipuerto propio, sabréis que en Porto Moniz hay 2 zonas de piscinas naturales, que se llenan con el agua del mar. 
Las llamadas "de Cachalote" son libres (no están en un recinto cerrado), son gratuitas, y conservan el aspecto volcánico que las originó. Las otras, que dan fama al pueblo, están pavimentadas y puedes extender la toalla o colocar tumbonas de alquiler. Cuesta 1,5 € la entrada y si sales, tienes que volver a pagar para entrar. En invierno suelen están cerradas porque, como hoy, la fuerza del oleaje hace peligroso el baño.
Ambas están a lo largo del paseo marítimo, donde también hay una amplia oferta de bares y restaurantes para que pruebes los típicos platos de Madeira, especialmente aquellos cuyo protagonista es el pescado. 
Se está haciendo la hora del vermut. Entre foto y foto hemos echado un ojo a las terrazas mejor situadas. Esto de hacer turismo es muy cansado pero tomar una cervecita Coral junto al embravecido Oceáno Atlántico nos va a devolver el aliento...
Con las fuerzas recobradas, sentimos que es el momento de subir al mirador de Santa. Está situado a mitad de la carretera que sube hasta ese pequeño pueblo. Un breve trayecto que, para no variar, es empinado y con unas cuantas curvas. 
Piscinas naturales de Cachalote
Es difícil poner la toalla...
Piscinas naturales "de pago".
Panorámica. Al fondo, el Ilhéu Mole y su faro
Una Coral acompañada de altramuces, en una terraza de Porto Moniz
Mirador de Santa. Preciosa vista a Porto Moniz
Ya de vuelta por el norte, vistas a Punta Delgada.
Volviendo a Funchal por el norte de la isla, hicimos un cambio de planes. Santana estaba previsto para el día siguiente, junto con Caldeiräo Verde, pero por quitarnos tarea, aprovechamos la tarde y adelantamos la visita a hoy. Y menos mal, porque el sábado se lió y de qué manera...
A nosotros nos costó un poco encontrar las casas típicas pero llegaréis enseguida siguiendo el cartel indicativo a "Parque Temático". No os equivoques, no tiene nada que ver una cosa con otra. Pero las casas están justo enfrente.
Varias de estas casas están abiertas, y albergan una Oficina de Turismo, una tienda textil con bordados típicos y otra con productos gastronómicos de la zona. Aqui probamos la Poncha, la bebida más tradicional de la isla. Por 2€ Belén tomó un chupito de Poncha con maracuyá, muy rico. Y yo la "regional", que me supo demasiado fuerte.
Las famosas y peculiares casas de Santana


Si te ha gustado, puedes ver las demás excursiones 
pinchando en la foto.
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jueves, 21 de febrero de 2019

Levada do Risco y Levada do 25 fontes

7 de febrero de 2019
Si utilizamos la afluencia de turistas como baremo de espectacularidad y belleza, se podría decir que la levada do Risco y la levada do 25 Fontes son lo mejor de la isla. Sin dudar, yo diría que se encuentran entre lo mejor.
Cascada do Risco
Subir desde Funchal por Serra de Água en una carretera llena de curvas y miradores, como si de una ruta de alta montaña se tratara, para después llegar a Paul de Serra, la mayor y más extensa meseta,  situada a 1500mts de altitud, es todo un contraste. Llegamos a un amplio parking en el lateral de la carretera, que en realidad es un mirador y donde la mayoría de los coches son de alquiler. Dejamos el nuestro aparcado ordenadamente y nos preparamos para comenzar. Hay que bajar hasta el Rabaçal, donde hay una "Casa de Abrigo". El primer tramo, que consta de 2 kms, hay que hacerlo por carretera y además, de bajada. Podéis adivinar pues, en qué va a consistir los 2 últimos kilómetros de la excursión de hoy. Por carretera y de subida. Hay servicio de transporte y por 5€ (i/v) te lo evitas.
Una vez en el Rabaçal, seguimos un camino empedrado PR 6.1 que nos lleva por la Levada do Risco hasta su impresionante cascada. Nos entretenemos por allí un rato hasta conseguir quedarnos solos disfrutando del sitio.
Una parada al borde de la carretera subiendo a las 25 Fontes
Bajando al abrigo del Rabaçal
Dejamos el cruce al Rabaçal a la izquierda
Una de las fuentes en la Levada do Risco
Acercándonos a la Cascada do Risco
Belén delante de la Cascada do Risco
Otra más con la cascada
Volvemos por la levada hasta que encontramos el cruce que baja a la levada de las 25 Fontes. Cruzaremos el barranco por un puente, para luego subir por unas escaleras y recorrer la levada entre el bosque de laurisilva que nos dejará junto a la escondida Lagoa da 25 fontes, en donde el agua cae en forma de fuentes por la roca volcánica de la montaña. Aquí hay más gente y hay que buscar un sitio cómodo entre los bloques de piedra para acomodarnos. Todo el mundo se queda en este lugar antes de volver, pero nosotros, todavía vamos a recorrer un poco más la levada, hasta que continuar se hace imposible y tengamos que dar la vuelta.
Volvemos por la levada do Risco para coger el desvío a la levada do 25 Fontes
Bajando a la levada do 25 Fontes.
El espeso bosque de laurisilva
El camino de levada en muchos tramos está protegido por una sirga
Enredando...
El lugar es muy especial
La levada se cubre en su totalidad
Lagoa do Risco
Aquí se corta el paso de la levada do 25 Fontes
La vuelta es prácticamente por el mismo sitio que por el que hemos venido, pero los tramos estrechos de la levada, te llevan un tramo subiendo por unas escaleras, haciendo un camino de ida y otro de vuelta. Bajamos hasta el puente y de nuevo en la levada podemos seguirla hasta el túnel que cruza la montaña por donde discurre ésta. Este túnel es transitable con ayuda de un frontal, saliendo al área recreativa de Calheta, ya en la vertiente Sur de la isla. Una vez llegados a la boca del túnel, nosotros nos volvimos y en uno de los desvíos, ascendimos en un momento al Rabaçal. En este tramo tuvimos que auxiliar a un señor inglés bastante mayor, con dificultades para continuar la marcha, al que le flaqueaban las piernas, y es que, es difícil asumir las limitaciones que conlleva el cumplir años.
Ya en el Rabaçal y habiendo rechazado su invitación a tomar un café, nos despedimos y seguimos la marcha en busca del parking.
De vuelta
Otro tramo en la levada de vuelta.
Grupo guiado en la boca del túnel de la Levada que pasa a la vertiente de Calheta.
Ya en el coche, y como nos gusta aprovechar hasta el último minuto, decidimos bajar hasta el puerto de Calheta por una carretera superempinada y con tramos estrechos, pero que con tranquilidad se baja bien pues apenas había circulación.
Calheta es muy conocida entre los amantes del buen ron por ser productora de un exquisito ron blanco, ingrediente principal de la bebida autóctona de la isla, la Poncha.

Contraluz en la playa de Calheta. Arena traída de Marruecos y Portugal.
Unas olas en el océano.
Pescadores en el puerto
Este es el track que seguimos. Dejo también el que sale desde el sur, desde el merendero de Calheta.

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