9 de febrero de 2019
Sábado. Y como es habitual, el despertador toca muy temprano. Belén dice que vamos in crescendo, que la excursión de cada día es mejor que la anterior... Hoy apostamos a caballo ganador.
Porque nos vamos a la segunda Levada más visitada de Madeira. Y si otros días perdemos mucho tiempo con las fotos, algo me dice que hoy no va a ser distinto...
Tanto madrugamos que no hay ni un sólo coche, somos los primeros en llegar. Sin pararnos a pensar si se puede dejar el coche en un lateral, fuimos directos al parking instalado enfrente de la Casa de Abrigo das Queimadas. Estas construcciones, que fueron recuperadas recientemente, muestran el estilo característico de las casas típicas de Santana, con su espectacular tejado de paja. Una de ellas, además de albergar un pequeño centro de interpretación, será por donde tengáis que pasar a pagar, antes de salir, los 3 € del parking. La otra sirve refrescos, cafés y dulces varios.
Son las 9 de la mañana. Aunque el coche marca 7ºC no se nota frío. Nos ponemos el goretex porque el camino es sombrío en su totalidad y la humedad y las gotas de agua en forma de ligera lluvia van a ser una constante durante los 19 km que nos esperan. Con la parsimonia que da saber que estamos solos, vagamos por allí fotografiando un estanque, los patos, los impresionantes cedros... Y en esas estamos cuando llega una docena de ingleses. Los vemos aparecer tan de repente que parece que vinieran en el microbús con la mochila ya puesta a la espalda. Queremos hacer el recorrido sin nadie por delante que pueda retrasarnos o entretenernos en las fotos así que, como si huyéramos de ellos, buscamos rápidamente el punto de salida. Con la Casa de Abrigo a la izquierda y el estanque a nuestra derecha, localizamos el panel indicativo que marca el comienzo de esta estupenda caminata.
El camino, al principio, es una pista adornada a ambos lados con espesa vegetación, entre la que destacan los cedros, los helechos y las enormes hortensias. Según avanzamos, se estrecha considerablemente y nos introduce en un frondoso bosque de hayas. Por eso tardamos en apreciar que caminamos a 980 m de altura, por la ladera de un impresionante barranco.
Conviene destacar que el recorrido está perfectamente trazado y delimitado por una sirga que hace de "quitamiedos". No es peligroso en ningún tramo aunque debes llevar calzado apropiado y prestar atención en los tramos más estrechos, cuando hay que subirse a la canalización de la levada para caminar. En el peor de los casos, si te descuidas o te cruzas con alguien, meterás un pie en el agua, ¡pero siempre recordarás la excursión!😜
El camino, al principio, es una pista adornada a ambos lados con espesa vegetación, entre la que destacan los cedros, los helechos y las enormes hortensias. Según avanzamos, se estrecha considerablemente y nos introduce en un frondoso bosque de hayas. Por eso tardamos en apreciar que caminamos a 980 m de altura, por la ladera de un impresionante barranco.
Conviene destacar que el recorrido está perfectamente trazado y delimitado por una sirga que hace de "quitamiedos". No es peligroso en ningún tramo aunque debes llevar calzado apropiado y prestar atención en los tramos más estrechos, cuando hay que subirse a la canalización de la levada para caminar. En el peor de los casos, si te descuidas o te cruzas con alguien, meterás un pie en el agua, ¡pero siempre recordarás la excursión!😜
Abrigo das Queimadas |
La levada, bien rodeada de vegetación |
Unas veces por el mismo murete de la levada. |
Otras, por el caminito empedrado paralelo a la levada |
Entrada al primer túnel |
Una vista sobre el valle |
Vistas con salida a la costa. |
A la salida de un túnel |
Las vistas al Barranco de Ribeiro Grande |
La levada tallada en la roca |
Caldeirão Verde. Belén en pequeñito. |
En la base de la cascada de agua. |
Andamos a buen ritmo, porque sabemos que tanta foto nos está entreteniendo demasiado. Mientras comentamos que, salvo nuestra ropa, allí no vemos nada que no sea verde, aparece a nuestra izquierda una senda que sube por el lecho del río. Abandonamos pues la levada y según vamos por la senda, en ligera subida, sentimos la necesidad de levantar la vista hasta que nuestros ojos se pierden allá por los 100 metros de altura. Y es que tenemos sobre nuestras cabezas una impresionante cascada que vierte sus aguas hasta nuestros pies, formando una bonita (y verde) laguna natural. Hemos llegado a Caldeirão Verde.
Después de unas cuantas fotos, videos y deleites en general, retomamos la marcha. Acaban de llegar más turistas así que, con ese afán de que nadie nos adelante, retrocedemos de nuevo a la levada y al cartel que indica nuestro próximo destino: Caldeiräo Do Inferno.
Mucha gente se da la vuelta en este punto y se pierde un tramo muy entretenido, más ameno pues incorpora escaleras y puentes metálicos e igualmente espectacular. Alguna guía indica que es un poco peligroso y lo recomienda solo a los más experimentados (¿?) pero no es para tanto. Hay tramos que no están tan acondicionados como lo recorrido hasta ahora pero, aunque impresiona por lo agreste del terreno, lo único que requiere un pequeño esfuerzo extra es el tramo de escaleras que te ponen a prueba para que demuestres las fuerzas que aún te quedan.
Así que seguimos adelante y de vez en cuando, cuando la vegetación clarea, disfrutamos de unas estupendas vistas hacia la Garganta de Ribeira Grande. Poco más adelante, junto a una gran cascada, habrá que subir unos cómodos escalones, que nos permiten, si estiramos mucho mucho el brazo, tocar el agua... Ganamos altura y el entorno va cambiando. De momento, la vegetacion ha desaparecido. Pasamos por tramos en los que buscamos la placa de "prohibido" pues parece mentira que el camino vaya por ahí. Esta zona es divertida. Alternamos pasarelas con huecos imposibles y nos sorprende comprobar, a través de la ventanita de un túnel, que estamos metidos en una estrecha garganta. ¡El sonido del agua es tan fuerte que tenemos que gritar para entendernos!.
Y así, entre sorpresa y sorpresa, salimos a una zona más abierta, donde el color verde y la rica vegetación vuelven a ser los protagonistas.
Poco más habrá que caminar para encontrar el rincón que buscamos, una inmensa pared herbosa por la que resbala una cortina de brillantes gotitas de agua. Estamos en Caldeiräo Do Inferno.
La vuelta se hace por el mismo sitio y como ya teníamos todas las fotos hechas, anduvimos a paso rápido. Solo nos frenan otros excursionistas que vienen de frente, con los que hay que negociar quien pasa primero por los estrechos pasos de la levada. A la hora de comer ya estamos en el coche, así que por la tarde nos acercaremos a otro de los "imprescindibles" de Madeira...
Continuamos hacia el fondo en busca de Caldeirão do Inferno |
Tramo de escaleras que tomamos para incorporarnos a la levada. |
Esta caída de agua en el camino hacia Caldeirã do Inferno no desmerece... |
Al fondo, Caldeirão do Inferno |
Otro de los túneles. En éste te mojas sí o sí. |
Uno de los tramos más espectaculares en plena garganta. |
Llegando a Caldeirão do Inferno |
La pared de Caldeirã do Inferno |
El aguallueve de Caldeirão do Inferno. |
Video con algunos pasajes volviendo de Caldeirão do Inferno
El track grabado. Los desniveles, por culpa de los túneles y la orografía, han salido algo locos.
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Distancia a Caldeiräo Verde: 6.5 kmDistancia de Caldeiräo Verde a Caldeiräo Do Inferno: 3 km
Distancia total: 19 km. (ida y vuelta)
Tiempo total, incluidas paradas: 5 h 15´ (de 9:15 a 14:30)
Si te ha gustado, puedes ver las demás excursiones
pinchando en la foto.
pinchando en la foto.
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