sábado, 2 de marzo de 2019

Ponta De São Lourenço

9 de febrero de 2019
Al bajar de Caldeirão Verde y Caldeirão Do Inferno, que nos llevó toda la mañana, nos encontramos con la sorpresa de que el mando no abría el coche. El susto fue monumental pero conseguimos sacar la llave que llevaba integrada y... ¡bien, prueba superada!
Salientes rocosos en la Ponta São Lorenço
O eso creíamos hasta que quisimos arrancar y... ¡No arranca! Eso sí que fue susto. Imaginad: otro idioma, coche de alquiler, sábado por la tarde, nuestra oficina de Sixt Funchal cerrada...
En fin, que hicimos varias llamadas a los teléfonos de asistencia y del seguro que constaban en la documentación del coche. Para poder entendernos, agradecimos que nos pasaran con una señora española que llevaba 20 años trabajando en Portugal, que nos informó (y tranquilizó) de todas las gestiones que se ponían en marcha.
"Grúas Avelino" llegó al aparcamiento de Queimadas 1 hora y media después. El coche se quedó sin batería pero no entendía porqué... Así que, una vez recargada, marchamos hasta la sucursal de Sixt en el aeropuerto, a comunicar lo ocurrido y a gestionar papeleos. Allí nos atendieron bien, y nos dieron la posibilidad de cambiar el coche. La verdad es que no se extrañaron de lo ocurrido. Según dijeron, esto ya había pasado alguna otra vez...

Por este contratiempo llegamos al parking de Ponta De São Lourenço poco antes de las 6.
Tarde, muy tarde, porque el recorrido de 8 km (ida y vuelta) nos llevará 2 horas y media y, al ser invierno, se hace de noche enseguida, así que tenemos que coger los frontales...
Intentando ganar tiempo, vamos deprisa. El camino es sencillo y está bien marcado. Pero nada que ver con lo que hemos visto hasta ahora. Aquí el terreno es claramente volcánico y la vegetación que encontramos ha tenido que adaptarse al sol y al viento de norte. Si venís en época de verano elegid bien la hora porque no hay un metro de sombra...
Vamos mal de tiempo, sí, pero es imposible pasar de largo con estos acantilados aquí, tan cerca...
Con razón esta zona fue declarada en 1982 Reseva Natural. Hacemos fotos deprisa y seguimos adelante.
Ya con poca luz, pasamos por la popular Casa Do Sardinha, que fue refugio de visitantes. Ahora, es donde tiene la sede un equipo de vigilantes del Parque Natural de Madeira. Creo que abre al público varias horas todos los días, porque alberga una exposición, pero no estoy seguro.
Finalmente, si el tiempo os lo permite (el climatológico y el de reloj) no dejéis pasar la ocasión de bañaros en la playa protegida Prainha, la única playa natural de arena negra de la isla.
Nosotros ya hemos completado el camino de ida. Más deprisa si cabe, tenemos que volver.
Se está haciendo de noche y somos los únicos que estamos por aquí... Resulta inevitable imaginar cómo sería pasar la noche en esta vereda.
Y entonces nos acordamos de que se puede pernoctar en Casa Do Sardinha, pero tendríamos que haberlo solicitado antes...
Sitio de Piedade, Caniçal
Comenzamos el paseo.
Por la cercanía del aeropuerto, los aviones pasan en maniobras de aterrizaje.

Uno de los estrechos en punta São Lorenço

Los pasos "peligrosos" están protegidos.
Un peñón que sobresale del agua
Volviendo la mirada hacia el interior de la isla.
Vemos en el llano la Casa do Sardinha.
Llegando a Casa Sardinha, centro de vigilancia del parque natural.
El atardecer desde punta São Lorenço.


Los acantilados de São Lorenço

Encontré éste video de la Ponta de São Lorenço realizado con un dron.

Si te ha gustado, puedes ver las demás excursiones 
pinchando en la foto.
https://cuandobajelsol.blogspot.com/2019/02/resumen-viaje-madeira.html

viernes, 1 de marzo de 2019

Caldeirão Verde y Caldeirão do Inferno

9 de febrero de 2019
Sábado. Y como es habitual, el despertador toca muy temprano. Belén dice que vamos in crescendo, que la excursión de cada día es mejor que la anterior... Hoy apostamos a caballo ganador. 
Porque nos vamos a la segunda Levada más visitada de Madeira. Y si otros días perdemos mucho tiempo con las fotos, algo me dice que hoy no va a ser distinto...

Desde Funchal hasta el Parque Forestal das Queimadas, muy cerca de Santana, tardamos unos 50 minutos, por la Vía Rápida. En los últimos kilómetros de carretera tendréis que poner los 5 sentidos.  Al principio, por empinada. Y luego porque se estrecha tanto que complica el paso de 2 coches. 
Tanto madrugamos que no hay ni un sólo coche, somos los primeros en llegar. Sin pararnos a pensar si se puede dejar el coche en un lateral, fuimos directos al parking instalado enfrente de la Casa de Abrigo das Queimadas. Estas construcciones, que fueron recuperadas recientemente, muestran el estilo característico de las casas típicas de Santana, con su espectacular tejado de paja. Una de ellas, además de albergar un pequeño centro de interpretación, será por donde tengáis que pasar a pagar, antes de salir, los 3 € del parking. La otra sirve refrescos, cafés y dulces varios. 
Son las 9 de la mañana. Aunque el coche marca 7ºC no se nota frío. Nos ponemos el goretex porque el camino es sombrío en su totalidad y la humedad y las gotas de agua en forma de ligera lluvia van a ser una constante durante los 19 km que nos esperan. Con la parsimonia que da saber que estamos solos, vagamos por allí fotografiando un estanque, los patos, los impresionantes cedros... Y en esas estamos cuando llega una docena de ingleses. Los vemos aparecer tan de repente que parece que vinieran en el microbús con la mochila ya puesta a la espalda. Queremos hacer el recorrido sin nadie por delante que pueda retrasarnos o entretenernos en las fotos así que, como si huyéramos de ellos, buscamos rápidamente el punto de salida. Con la Casa de Abrigo a la izquierda y el estanque a nuestra derecha, localizamos el panel indicativo que marca el comienzo de esta estupenda caminata.
El camino, al principio, es una pista adornada a ambos lados con espesa vegetación, entre la que destacan los cedros, los helechos y las enormes hortensias. Según avanzamos, se estrecha considerablemente y nos introduce en un frondoso bosque de hayas. Por eso tardamos en apreciar que caminamos a 980 m de altura, por la ladera de un impresionante barranco.
Conviene destacar que el recorrido está perfectamente trazado y delimitado por una sirga que hace de "quitamiedos". No es peligroso en ningún tramo aunque debes llevar calzado apropiado y prestar atención en los tramos más estrechos, cuando hay que subirse a la canalización de la levada para caminar. En el peor de los casos, si te descuidas o te cruzas con alguien, meterás un pie en el agua, ¡pero siempre recordarás la excursión!😜
Abrigo das Queimadas
La levada, bien rodeada de vegetación
Unas veces por el mismo murete de la levada.
Otras, por el caminito empedrado paralelo a la levada
Entrada al primer túnel
Una vista sobre el valle
Vistas con salida a la costa.
A la salida de un túnel
Las vistas al Barranco de Ribeiro Grande
La levada tallada en la roca
Caldeirão Verde. Belén en pequeñito.
En la base de la cascada de agua.
Metidos en un infinito bosque de Laurisilva, caminando junto a paredes rocosas que rezuman agua, vamos completando el recorrido, amenizado con varios túneles, uno de 200 metros, que atraviesan la roca. Por el interior, la levada continua así que deberás estar pendiente de la linterna, del agua que gotea, de los charcos y de la cabeza. ¡Ojo con los coscorrones!
Andamos a buen ritmo, porque sabemos que tanta foto nos está entreteniendo demasiado. Mientras comentamos que, salvo nuestra ropa, allí no vemos nada que no sea verde, aparece a nuestra izquierda una senda que sube por el lecho del río. Abandonamos pues la levada y según vamos por la senda, en ligera subida, sentimos la necesidad de levantar la vista hasta que nuestros ojos se pierden allá por los 100 metros de altura. Y es que tenemos sobre nuestras cabezas una impresionante cascada que vierte sus aguas hasta nuestros pies, formando una bonita (y verde) laguna natural. Hemos llegado a Caldeirão Verde.


Después de unas cuantas fotos, videos y deleites en general, retomamos la marcha. Acaban de llegar más turistas así que, con ese afán de que nadie nos adelante, retrocedemos de nuevo a la levada y al cartel que indica nuestro próximo destino: Caldeiräo Do Inferno.
Mucha gente se da la vuelta en este punto y se pierde un tramo muy entretenido, más ameno pues incorpora escaleras y puentes metálicos e igualmente espectacular. Alguna guía indica que es un poco peligroso y lo recomienda solo a los más experimentados (¿?) pero no es para tanto. Hay tramos que no están tan acondicionados como lo recorrido hasta ahora pero, aunque impresiona por lo agreste del terreno, lo único que requiere un pequeño esfuerzo extra es el tramo de escaleras que te ponen a prueba para que demuestres las fuerzas que aún te quedan.
Así que seguimos adelante y de vez en cuando, cuando la vegetación clarea, disfrutamos de unas estupendas vistas hacia  la Garganta de Ribeira Grande. Poco más adelante, junto a una gran cascada, habrá que subir unos cómodos escalones, que nos permiten, si estiramos mucho mucho el brazo, tocar el agua... Ganamos altura y el entorno va cambiando. De momento, la vegetacion ha desaparecido. Pasamos por tramos en los que buscamos la placa de "prohibido" pues parece mentira que el camino vaya por ahí. Esta zona es divertida. Alternamos pasarelas con huecos imposibles y nos sorprende comprobar, a través de la ventanita de un túnel, que estamos metidos en una estrecha garganta. ¡El sonido del agua es tan fuerte que tenemos que gritar para entendernos!.
Y así, entre sorpresa y sorpresa, salimos a una zona más abierta, donde el color verde y la rica vegetación vuelven a ser los protagonistas.
Poco más habrá que caminar para encontrar el rincón que buscamos, una inmensa pared herbosa por la que resbala una cortina de brillantes gotitas de agua. Estamos en Caldeiräo Do Inferno.
La vuelta se hace por el mismo sitio y como ya teníamos todas las fotos hechas, anduvimos a paso rápido.  Solo nos frenan otros excursionistas que vienen de frente, con los que hay que negociar quien pasa primero por los estrechos pasos de la levada. A la hora de comer ya estamos en el coche, así que por la tarde nos acercaremos a otro de los "imprescindibles" de Madeira...

Continuamos hacia el fondo en busca de Caldeirão do Inferno
Tramo de escaleras que tomamos para incorporarnos a la levada.
Esta caída de agua en el camino hacia Caldeirã do Inferno no desmerece...
Al fondo, Caldeirão do Inferno
Otro de los túneles. En éste te mojas sí o sí.
Uno de los tramos más espectaculares en plena garganta.
Llegando a Caldeirão do Inferno
La pared de Caldeirã do Inferno
El aguallueve de Caldeirão do Inferno.

Video con algunos pasajes volviendo de Caldeirão do Inferno

El track grabado. Los desniveles, por culpa de los túneles y la orografía, han salido algo locos.
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Distancia a Caldeiräo Verde: 6.5 km
Distancia de Caldeiräo Verde a Caldeiräo Do Inferno:  3 km
Distancia total: 19 km. (ida y vuelta)
Tiempo total, incluidas paradas: 5 h 15´ (de 9:15 a 14:30)

Si te ha gustado, puedes ver las demás excursiones 
pinchando en la foto.
https://cuandobajelsol.blogspot.com/2019/02/resumen-viaje-madeira.html

jueves, 28 de febrero de 2019

Porto Moniz, mirador de Santa y Santana.

8 de Febrero de 2019
Tercer día de andanzas por Madeira. Anoche decidimos intercalar ya en nuestro planing semanal alguna de esas jornadas que suponemos más tranquila. Así que cambiamos la vestimenta montañera por el pantalón vaquero. Hoy toca turistear, toca relax. Cruzaremos la isla para ir a la otra punta, a Porto Moniz, donde todo indica que se nos irá un buen rato con las fotos.

Piscinas naturales en Porto Moniz
No hemos madrugado tanto como otros días pero de camino al parking, aunque es temprano, ya se nota que también hoy será un día soleado y templado. Nuestro camino no discurrirá por bosques de Laurisilva o escondidas cascadas, no. Hoy nos va a dar el sol, y eso nos gusta. 
Desde Funchal llegamos a Ribeira Brava y de allí a São Vicente. Este trayecto es bonito y paramos varias veces a hacer fotos. Pero es a partir de São Vicente cuando la carretera se convierte en un gratificante mirador al mar. Comprenderéis que Ribeira Da Janela (2 km antes de Porto Moniz) es parada obligada en cuanto veáis asomar en el mar unas gigantescas formaciones rocosas. Cuando nosotros estuvimos, coincidimos solo con dos parejas pero aquello, en temporada alta, debe de ponerse de bote en bote porque hay un amplio aparcamiento gratuito e incluso un cuidado edificio con baños públicos.
Camino de Porto Moniz, paramos en Rosario.

Cascada Veu da Noiva (Velo de la Novia), en la antigua carretera de Seixal a São Vicente
Ya tenemos a la vista Porto Moniz
Ilheus da Ribeira Da Janela
Desde cualquier ángulo, muy fotogénicas...
En Porto Moniz, para ser febrero, se ve bastante movimiento de turistas. Nos llama la atención que no encontramos españoles por los sitios que vamos. Aquí hay algún francés, mucho inglés y 3 japonesas, que han alquilado un taxi y van de aquí para allá grabando todo, sacando incluso el brazo por la ventanilla...
Además de un helipuerto propio, sabréis que en Porto Moniz hay 2 zonas de piscinas naturales, que se llenan con el agua del mar. 
Las llamadas "de Cachalote" son libres (no están en un recinto cerrado), son gratuitas, y conservan el aspecto volcánico que las originó. Las otras, que dan fama al pueblo, están pavimentadas y puedes extender la toalla o colocar tumbonas de alquiler. Cuesta 1,5 € la entrada y si sales, tienes que volver a pagar para entrar. En invierno suelen están cerradas porque, como hoy, la fuerza del oleaje hace peligroso el baño.
Ambas están a lo largo del paseo marítimo, donde también hay una amplia oferta de bares y restaurantes para que pruebes los típicos platos de Madeira, especialmente aquellos cuyo protagonista es el pescado. 
Se está haciendo la hora del vermut. Entre foto y foto hemos echado un ojo a las terrazas mejor situadas. Esto de hacer turismo es muy cansado pero tomar una cervecita Coral junto al embravecido Oceáno Atlántico nos va a devolver el aliento...
Con las fuerzas recobradas, sentimos que es el momento de subir al mirador de Santa. Está situado a mitad de la carretera que sube hasta ese pequeño pueblo. Un breve trayecto que, para no variar, es empinado y con unas cuantas curvas. 
Piscinas naturales de Cachalote
Es difícil poner la toalla...
Piscinas naturales "de pago".
Panorámica. Al fondo, el Ilhéu Mole y su faro
Una Coral acompañada de altramuces, en una terraza de Porto Moniz
Mirador de Santa. Preciosa vista a Porto Moniz
Ya de vuelta por el norte, vistas a Punta Delgada.
Volviendo a Funchal por el norte de la isla, hicimos un cambio de planes. Santana estaba previsto para el día siguiente, junto con Caldeiräo Verde, pero por quitarnos tarea, aprovechamos la tarde y adelantamos la visita a hoy. Y menos mal, porque el sábado se lió y de qué manera...
A nosotros nos costó un poco encontrar las casas típicas pero llegaréis enseguida siguiendo el cartel indicativo a "Parque Temático". No os equivoques, no tiene nada que ver una cosa con otra. Pero las casas están justo enfrente.
Varias de estas casas están abiertas, y albergan una Oficina de Turismo, una tienda textil con bordados típicos y otra con productos gastronómicos de la zona. Aqui probamos la Poncha, la bebida más tradicional de la isla. Por 2€ Belén tomó un chupito de Poncha con maracuyá, muy rico. Y yo la "regional", que me supo demasiado fuerte.
Las famosas y peculiares casas de Santana


Si te ha gustado, puedes ver las demás excursiones 
pinchando en la foto.
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