9 de febrero de 2019
Al bajar de Caldeirão Verde y Caldeirão Do Inferno, que nos llevó toda la mañana, nos
encontramos con la sorpresa de que el mando no abría el
coche. El susto fue monumental pero conseguimos sacar la llave que llevaba integrada y... ¡bien, prueba superada!
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Salientes rocosos en la Ponta São Lorenço |
O eso creíamos hasta que quisimos arrancar y... ¡No arranca! Eso sí que fue susto. Imaginad: otro idioma, coche de alquiler, sábado por la tarde, nuestra oficina de Sixt Funchal cerrada...
En fin, que hicimos varias llamadas a los teléfonos de asistencia y del seguro que constaban en la documentación del coche. Para poder entendernos, agradecimos que nos pasaran con una señora española que llevaba 20 años trabajando en Portugal, que nos informó (y tranquilizó) de todas las gestiones que se ponían en marcha.
"Grúas Avelino" llegó al aparcamiento de Queimadas 1 hora y media después. El coche se quedó sin batería pero no entendía porqué... Así que, una vez recargada, marchamos hasta la sucursal de Sixt en el aeropuerto, a comunicar lo ocurrido y a gestionar papeleos. Allí nos atendieron bien, y nos dieron la posibilidad de cambiar el coche. La verdad es que no se extrañaron de lo ocurrido. Según dijeron, esto ya había pasado alguna otra vez...
Por este contratiempo llegamos al parking de Ponta De São Lourenço poco antes de las 6.
Tarde, muy tarde, porque el recorrido de 8 km (ida y vuelta) nos llevará 2 horas y media y, al ser invierno, se hace de noche enseguida, así que tenemos que coger los frontales...
Intentando ganar tiempo, vamos deprisa. El camino es sencillo y está bien marcado. Pero nada que ver con lo que hemos visto hasta ahora. Aquí el terreno es claramente volcánico y la vegetación que encontramos ha tenido que adaptarse al sol y al viento de norte. Si venís en época de verano elegid bien la hora porque no hay un metro de sombra...
Vamos mal de tiempo, sí, pero es imposible pasar de largo con estos acantilados aquí, tan cerca...
Con razón esta zona fue declarada en 1982 Reseva Natural. Hacemos fotos deprisa y seguimos adelante.
Ya con poca luz, pasamos por la popular Casa Do Sardinha, que fue refugio de visitantes. Ahora, es donde tiene la sede un equipo de vigilantes del Parque Natural de Madeira. Creo que abre al público varias horas todos los días, porque alberga una exposición, pero no estoy seguro.
Finalmente, si el tiempo os lo permite (el climatológico y el de reloj) no dejéis pasar la ocasión de bañaros en la playa protegida Prainha, la única playa natural de arena negra de la isla.
Nosotros ya hemos completado el camino de ida. Más deprisa si cabe, tenemos que volver.
Se está haciendo de noche y somos los únicos que estamos por aquí... Resulta inevitable imaginar cómo sería pasar la noche en esta vereda.
Y entonces nos acordamos de que se puede pernoctar en Casa Do Sardinha, pero tendríamos que haberlo solicitado antes...
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Sitio de Piedade, Caniçal |
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Comenzamos el paseo. |
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Por la cercanía del aeropuerto, los aviones pasan en maniobras de aterrizaje. |
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Uno de los estrechos en punta São Lorenço |
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Los pasos "peligrosos" están protegidos. |
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Un peñón que sobresale del agua |
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Volviendo la mirada hacia el interior de la isla. |
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Vemos en el llano la Casa do Sardinha. |
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Llegando a Casa Sardinha, centro de vigilancia del parque natural. |
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El atardecer desde punta São Lorenço. |
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Los acantilados de São Lorenço |
Encontré éste
video de la Ponta de São Lorenço realizado con un dron.
Si te ha gustado, puedes ver las demás excursiones
pinchando en la foto.
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