domingo, 3 de marzo de 2019

Travesía de Pico Arieiro a Pico Ruivo. Visita a Curral das Freiras y a Cabo Girão.

10 de Febrero de 2019
Desde luego, esta travesía no nos podía faltar en nuestra visita a Madeira. Si todas las excursiones realizadas hasta ahora destacaban por su belleza, la ruta que une los picos Arieiro y Ruivo lo hará por lo anterior y por añadir un plus de espectacularidad.
Belén en el Miradouro Ninho da Manta
Esta ruta une el tercer pico más alto de la isla, el pico Arieiro con 1818 m., con el pico Ruivo, el más alto, con 1862 m., mediante una serie de sendas imposibles, túneles mágicos y escaleras al vacío.
Otro día que madrugamos. A las 8 de la mañana ya estamos cogiendo nuestro Renault Clio (nuestro, por unos días) y preparados para conducir hasta el pico Arieiro. Una carretera en buen estado pero llena de curvas y buenas pendientes nos llevan hasta él. A las 9, ya hay varios coches en el parking. Las tiendas de souvenirs sacan los cachivaches al exterior y el bar empieza a montar su soleada terraza, sabedor del atractivo que tiene para los turistas. Detrás de este edificio, ya disfrutaremos del primer mirador, al que se llega subiendo unas cómodas escaleras. Os llamará la atención una gigante bola metálica, que alberga un radar de la fuerza aérea portuguesa. Abandonamos el mirador y descendemos por un empedrado. De este modo, empezamos la caminata. El empedrado da paso a una larga escalera protegida a ambos lados con sirga, que nos acerca, abandonando el camino principal, hasta el Miradouro Ninho da Manta, un espectacular mirador sobre la Ribeira da Fajã da Nogueira. Dejamos a un lado el mirador, y retomamos el sendero principal, que ahora transcurre por una horizontal tallada en la roca y después desciende por escaleras. Disfrutando de este entretenido tramo, llegamos al primero de los túneles, el del Pico do Gato. Llevamos 1 hora desde el inicio.
Poco después de la salida del túnel, bajaremos unas empinadas escaleras metálicas. Y allí mismo, hasta hace poco tiempo, el camino se dividía en dos: el occidental y el oriental. De éste último, solo vimos el mástil de madera que en tiempos debió de sujetar el cartel que lo señalizaba. Actualmente, carece de mantenimiento y la senda se ha cubierto de vegetación. No se puede transitar. De hecho, como os digo, ni siquiera está indicado. Así pues, continuamos por el occidental, al que llamaban "el de los túneles". Los que nos encontremos, serán lo suficientemente altos como para no temer por un coscorrón, lo bastante llanos para no sufrir un tropiezo y tan largos como para necesitar, al menos, la linterna del móvil. Viene después una sucesión de tramos horizontales y tras haber descendido ligeramente, pondremos a prueba nuestras piernas, porque tocará subir varias tandas de escalones metálicos hasta una zona que se vió seriamente afectada por un incendio. Pero la vegetación ha resurgido, y si no fuera por algún árbol negruzco, ni lo habríamos notado... Esta es la zona más calurosa del recorrido. Estamos a más de 1500 m., es febrero y vamos en manga corta. 
Seguimos avanzando por una sucesión de lazadas hasta que conectamos con la senda que viene de Achada do Texeira, por la que llegan un  montón de visitantes que han elegido subir al pico Ruivo por el camino más corto. Dejan el coche en el parking y hasta la cumbre apenas deben caminar 2,8 kms y 270 mts de desnivel.
Vamos en dirección Oeste para alcanzar la Casa do Ruivo. En el exterior, hay baños y concertando cita, se puede hacer noche. Estamos ya muy cerquita de la cumbre. Superaremos los 150 mts de desnivel que nos quedan gracias a una marcada senda por terreno volcánico.
Además de la cumbre, hay 3 miradores a los que podemos acercarnos para disfrutar de las preciosas vistas que ofrece la cumbre más alta de la isla de Madeira.
Ya subiendo por la carretera, el espectáculo está asegurado.
Belén, en la pasarela de la cafetería, disfrutando el mar de nubes.
Comenzamos el camino. Nos tendremos que conformar con el camino Oeste.
Una pareja con la que hicimos, a la par, casi todo el recorrido.
Camino empedrado.
No nos imaginamos lo que nos deparará el camino.
El barranco de Fajã da Nogueira
El primer descenso fuerte de escaleras.
Miradouro Ninho da Manta sobre el mar de nubes.
Seguimos bajando escaleras.
Vereda excavada en la roca.
Vista atrás, por donde hemos venido. Al fondo, el radar en el pico Arieiro
Paso do gato



Llegamos a la zona  afectada por el fuego. Al fondo, la Encumeada Alta.
Casa do Ruivo
Belén en uno de los miradores
Foto de cumbre en un bonito día de febrero.
La vuelta la haremos por el mismo camino. Como paramos a menudo para no perder detalle del entorno, la ida nos costó bastante rato, 2h 45'. Sin embargo, en la vuelta invertimos tan solo 2 horas. Hay que pensar que son 13 kilómetros y constantes subidas y bajadas, por lo que se hace cansada. 
Ahí va una opinión personal...: subir de madrugada y ver amanecer desde Arieiro debe de ser una experiencia difícil de olvidar. 
Nosotros lo apuntamos en "pendientes" para cuando volvamos a Madeira.
Ya de vuelta al Pico Arieiro. Hemos dejado atrás el cruce a Achada do Teixeira
Bajando hacia el barranco de Fontes das Torres.
Peldaños de piedra y también metálicos
Caminos tallados en la roca
Entrando en uno de los cortos túneles.
De la roca pasamos al tramo de musgo.
Al fondo, el pico Ruivo
Miradouro de Ninho da Manta, de vuelta al pico Arieiro.
Una vez más, llegamos al coche con buen sabor de boca tras una mañana muy bien invertida.
Es hora de comer y la terraza que estaban montando a primera hora, está ahora a tope de gente.
Es tentador pero sentarse aquí a tomar una merecida cerveza nos va a hipotecar el resto de la tarde, así que montamos en el coche y ponemos rumbo a Eira Do Serrado. Esta mañana, poco antes de llegar a Arieiro, hemos visto a la izquierda la carretera que ahora cogeremos. Es una carretera reciente, cuyo acceso se cierra a las 19 h. Circulando por ella, llegamos al Hotel-Spa de 4* y al lado, una tienda de souvenirs. Suficientes pistas para que sepas que ahí se aparca el coche y se continúa paseando hasta el mirador, perfectamente indicado. Desde este privilegiado punto panorámico, a 1094 metros de altura, las vistas sobre Curral das Freiras (Refugio de Monjas) son espectaculares. Es lógico que en el s. XVI las Hermanas del Convento de Santa Clara eligieran esa pequeña localidad para esconderse de los piratas. Todavía hoy, agudizando la vista, es fácil localizar casitas a las que solo se accede a pie, habiendo tenido que dejar el coche a la entrada del pueblo.
De "oca a oca...", así vamos todo el día. ¡Nos gustaría ver tantas cosas en esta isla que una semana es muy poco tiempo! Ahora toca otra atracción turística. En poco más de media hora conduciendo, nos presentamos en Cabo Girão, el cabo más alto de Europa y dicen que el segundo del mundo...
Pero el protagonismo de este bonito mirador se lo lleva, sin duda, la plataforma suspendida y de suelo acristalado, construída a 580 m. sobre el nivel del mar.
Por eso, y reconozco que me hace gracia verlos, no es raro encontrar a alguien que, fruto del pánico, apenas consigue caminar, sobre este frágil suelo, 2 metros, y abrazado como una lapa a la barandilla...
Curral Das Freiras desde el mirador Eira do Serrado.
El mirador está, prácticamente, en la vertical de los tejados de Curral das Freiras.
Vistas desde el mirador de Cabo Girão
La costa, hacia Funchal.
La plataforma acristalada de Cabo Girão

Si te ha gustado, puedes ver las demás excursiones 
pinchando en la foto.
https://cuandobajelsol.blogspot.com/2019/02/resumen-viaje-madeira.html

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